Actualización 17/08:
Pongo esto aquí porque no me deja escribir otro comentario seguido. Es la 4° noche que apenas duermo. La verdad es que me he echado una pequeña cabezada a las 2 de.la mañana, pero me he despertado de la peor manera. Tuve una pesadilla, soñé que algo no estaba bien con mi habitación. Como que había una rotura en la realidad y que un ser me observaba a través de ella. Una sensación muy rara. Pero pronto se hizo más opresiva la sensación como si ese ser me quisiese hacer daño. Me desperté de la pesadilla con mucha ansiedad, miré el reloj y solo había dormido unos 20 minutos.
Pero cuando me incorporé para tomar aire, la habitación estaba igual que en la pesadilla. Estaba teniendo alucinaciones (y creo que un brote psicótico o algo del estilo). Misma sensación que en la pesadilla y sobre todo, que algún ser me seguía y quería hacerme daño. Le empecé a gritar a mi pareja para que se despertase y menos mal que lo hizo. Le dije llorando que había tenido una pesadilla muy fea y que no me encontraba bien, aunque no le dije nada de las alucinaciones que estaba teniendo en ese momento. Le pedí que me abrazase y que lo siento por despertarla.
Mientras hablaba con ella de otras cosas para despejarme, seguía teniendo alucinaciones con la habitación y la sensación del ser que me quería hacer daño. A la media hora ya se me pasaron todas las alucinaciones y me encontraba mejor y con menos ansiedad.
Ahora son las 5 de la mañana y estoy mejor, aunque sigo sin dormir. Mañana voy a ir a urgencias para que me recete algo para dormir y cogeré cita con mi médico para lo de las alucinaciones, por si ha sido por falta de sueño o pueda ser algo más serio.
Original:
Me gustaría empezar con una frase escrita por el gran poeta Quevedo, "Poderoso caballero es Don Dinero", pero necesito añadir un poco (bastante) contexto para hacerme entender. Perdonad si está todo desordenado o no se entiende muy bien, voy a intentar darle un orden lógico. TOCHO.
Yo tuve una infancia totalmente gris y plana. Nunca me pasó nada bueno ni nada malo. Fue tan monótona que apenas tengo recuerdos de aquella época. Solo sé que iba al colegio, hacia lo que tenía que hacer y volvía a casa. La mayoría de mis recuerdos empiezan partir de los 14 años, fue cuando entré en 3° de ESO, y me acuerdo más de toda esa época porque desde ese momento y hasta que terminé 2° de Bachillerato tuve una depresión importante. El instituto era un infierno desmotivador, aburrido. Odiaba tanto ir que incluso repetí dos años, cosa que empeoró aún más la depresión.
Como suele pasar, nunca le dije a nadie como me sentía. Nunca falté a clase, pero tampoco atendía, ni estudiaba, ni hacia nada. Me sentaba allí y esperaba a que el timbre marcase la hora de salida.
Desde muy pequeño, a mi me fascinaba ver en las cabalgatas todos esos disfraces de mascotas o cabezones. Siempre quise saber cómo sería ponerse uno de esos e ir por ahí animando a la gente y divirtiéndote. Como era muy pequeño nunca dije nada a nadie de eso. Durante la época de la que he hablado antes, en la ESO, me empezó a interesar muchísimo más todo el tema. Buscaba mucha información en Internet, imágenes, vídeos, etc. Me da algo de vergüenza reconocerlo pero desde muy pequeño ese ha sido el gran sueño de mi vida (seguramente está en el top 10 de sueños tontos). Todo esto siempre me lo guarde para mí.
Como estaba obsesionado con vivir esa experiencia, intenté informarme de cómo podría hacerlo. Vi que la mayoría estaban en cabalgatas, empresas de animación infantil y en equipos deportivos y asociaciones. Cuando conocí a las mascotas de los equipos de la NBA dije "exactamente eso quiero ser yo". Ovbimente, con 14 - 15 años no se puede trabajar, por lo que no podía aspirar a nada de eso. Así que fui inteligente, busque la única asociación juvenil que había en mi ciudad, que en aquel momento carecían de mascota, y me ofreci a diseñar una y, además, a fabricar el traje e interpretarlo en todos los eventos. Creo que me vieron tan ilusionado que me dijeron que sí.
Con ayuda de la asociación, diseñamos el personaje e hicimos el disfraz. Que por cierto era una cutrez enorme, pero todos acabamos contentos. Durante 5 años estuve de voluntario haciendo del personaje mientras ayudaba a organizar todos los eventos. La verdad que a pesar de la depresión, encontraba algunos momentos bastantes alegres cuando me disfrazaba. Aunque a lo lejos me doy cuenta que como animador era horrible.
Cuando terminé 2° de Bachillerato, más o menos supere la depresión, aunque de vez en cuando me daba bajones de ánimo (y la verdad aún no los he dejado de tener). Pero no tan graves como en aquella época. Con algo más de ánimo y siendo adulto, decidi buscar algún trabajo relacionado con lo de vestirme de personajes y tal, y acabé encontrando una empresa de animación infantil. Igual que con la asociación me presente allí en la empresa pidiendo trabajo para disfrazarme. Me dijeron que perfecto, que siempre necesitan a gente sobretodo en las cabalgatas de reyes.
Podéis imaginaos como estaba yo de alegre, había encontrado trabajo de lo que me gusta, casi mi sueño cumplido. Yo pensaba "me preparo aquí bien, gano experiencia, aprendo inglés y me presento a los casting de la NBA". En el trabajo me pagaban una mier... pero me daba igual.
Cada vez me llamaban para más cosas, por lo que dejé al final la asociación para dedicarme más al trabajo. Aproveché en aquel momento para intentar entrar en algún grado superior, de lo que fuese, para tener algo más que poner al currículum mientras trabajaba. Así acabé estudiando mediación comunicativa (personalmente, una pérdida de tiempo, pero era el único sitio donde me dieron plaza). Así estudiaba por la mañana y trabajaba de vez en cuando.
Y bueno, digo estudiaba, pero no era cierto. Sentí que volvía a bachillerato, con unos estudios que no me llamaban la atención ni me motivaban, pero tampoco quería dejarlo, que solo iba, y hacía lo que tenía que hacer. Mientras, iba de vez en cuando a trabajar disfrazándome, pero seguía siendo un animador horrible. No tenía ni tengo aptitudes de animador.
La empresa empezó a pedirme que hiciese más cosas, además de disfrazarme. Me pedían que organizase, que atendiese barras, limpieza... No me gustaba. Yo soloquería estar allí para hacer de mascota, no para eso. Me molestaba bastante, pero aguantaba. Hasta que decidí buscar otro sitio donde solo hiciese lo que me gustaba.
Encontré una heladería que tenían una mascota. Así que fui allí, me presente y dije que quería hacer del personaje. O mi ilusión es contagiosa o tengo muchísima suerte, pero me dijeron que sí. Dejé el trabajo en la empresa de animación y empecé en la heladería, exclusivamente trabajando de mascota. Pasé de cobrar una mísera a cobrar más de lo que seguramente cobre en toda mi vida. El dueño pagaba muy bien y muy simpático.
Acabé el grado de mediación comunicativa y obtuve el título. Como no sabía que hacer, me apunté a otro grado, esta vez dietética. Por fin unos estudios que no aborrecía. Me gustaba, pero no me apasionaba del todo. Como de costumbre en mí, no estudiaba demasiado, pero si antendia bastante en clase, así que sacaba muy buenas notas.
Pero no todo iba bien. Precisamente, tras dejar la empresa de animación y obtener el título de mediación, tuve una recaída en la depresión. Estuve dos años aguantando pero ya no pude más. Me pilló en mitad del nuevo trabajo. Con lo ilusionadísimo que estaba y de pronto, plaf. Se notó. Mucho. Si ya no era un buen animador, con la depresión era patético. Yo sabía que tenía que esforzarme cuando estaba trabajando... Pero no salía de mi. Y ahí tome una de las peores decisiones.
Navegando por internet, me enteré que el equipo de baloncesto de mi ciudad tenía una mascota, la cual nunca sacaban porque nadie quería hacerlo. Se me encendió la bombilla. "Mi oportunidad, solo es el paso previo a la NBA", pensé. Me presenté en el estadio en un entrenamiento del equipo y se lo dije al entrenador. Me dijo que le parecía fabuloso y me mandó a que hablase con el gerente o director, no me acuerdo muy bien. Todos estaban encantados y yo muy ilusionado. No era la NBA pero era la mascota de un equipo de baloncesto.
Y llegó el partido. Mi primer partido y mi último partido. Creo que no he pasado tantas vergüenza en mi vida. Y no vergüenza por estar disfrazado delante de un estadio lleno de gente. Vergüenza por sentirme incapaz de hacer nada. Absolutamente nada. Allí, en mitad de la cancha, sin saber que hacer... Bueno os lo podéis imaginar. Acabé tan avergonzado que me disculpé con el equipo y me fui para no volver. Me agravó la recaída. Sentía muchísima vergüenza y mucha rabia de haberlo tenido en la mano y haber desperdiciado la oportunidad.
Pero no vino solo. Después de varias semanas en la heladería, si ya era un nefasto animador, con la depresión agravada ya era lo peor. Un día, el jefe de la heladería dejo de llamarme. Aunque nunca se puso en contacto conmigo para decirme por qué, solo tuve que analizar mi comportamiento durante esas semanas. Fue como un puñetazo a mi autoestima, a mi yo más interno y a mi sueño.
Luego de aquello, ver cosas de mascotas y animadores me da cierta ansiedad. Me convencí de que, por mucho que me gustase hacerlo, mi personalidad y mis habilidades personales no iban con hacer de animador.
Y aquí es donde entra la sátira de nuestro amigo Quevedo, "Poderoso caballero es Don Dinero". Hace muchos años que conocía el poema. Me parece soberbio. Pero nunca le di el sentido que obtuvo hace 3 noches. En uno de esos pocos momentos en los que veo la televisión, escuché a un presentador de un concurso preguntar "Autor del poema Poderoso caballero es Don Dinero". Esa frase, a priori, sin ninguna importancia, me sentó como una puñalada en el corazón. Fue como el empujón a una ficha de dominó que empuja a las que tiene en frente haciendo que estás se caigan y formen un dibujo que siempre ha estado oculto para mí (oculto no es exactamente la palabra, porque ya lo sabía, pero no con la importancia que le di esa noche).
Me di cuenta, que nunca me había esforzado en la vida. Nunca me esforcé en la infancia, nunca me esforcé en la adolescencia, y hasta ahora, nunca lo he hecho. Absolutamente todo me fue dado sin esfuerzo gracias al dinero de papi y mami. No es que ganasen mucho dinero, pero siempre ham sacrificado sus necesidades por darle todo a sus hijos. Aprobé la ESO y Bachillerato sin estudiar, perdiendo dos años que nunca me han importado hasta hoy. Me saqué dos títulos de grado superior sin esforzarme y a los que nunca les he dado valor. Cuando estuve en la asociación y trabajando, nunca me esforcé por hacer que mi animación fuese entretenida para la gente, solo me importaba estar debajo de esos disfraces...
Esta situación me ha creado una dualidad dentro muy fuerte. Por un lado, siento que no me he esforzado nada y que, aunque he conseguido bastantes cosas, nada me gratifica. Porque llegar a la meta sin esfuerzo no tiene ningún premio. Y por otro lado, tengo que estar agradecido a mis padres de que, gracias a ellos, he tenido multitud de oportunidades en la vida, las cuales muchas personas tienen que hacer grandes esfuerzos y sacrificios para alcanzar solo una parte, y otras personas ni siquiera tendrán una. Pero el sentimiento final es muy negativo para mí, prácticamente de culpabilidad. Lo tuve muy fácil, solo tenía que esforzarme en hacerlo bien, pero no lo hice.
Todo esto me ha provocado otro brote de depresión y ansiedad y ahora mismo llevo 3 días sin dormir a penas. Sólo echo un par de cabezadas durante el día de 20 - 30 minutos pero no descanso. Por eso me he propuesto a escribir esto. Aunque en el fondo me da muchísima vergüenza expresar públicamente cual que mi gran sueño. De todas formas, ahora siento ese sueño muy lejano. He aceptado que tengo que ponerme en forma (entre la depresión y el confinamiento, he ganado muchísimo peso) y aprender aptitudes básicas de animador, cosa que por mi mismo me siento completamente incapaz de hacer, y menos con el estado anímico actual. Esto me recuerda un poco a los programas esos que había en la tele que de daban un año para cumplir tu sueño y te orientaban o algo así (si conocéis algún programa actual o alguna plataforma que se dedique a eso, decidmela porfis).
Muchas gracias por leer semejante bloque de texto. Mañana por la mañana me dará muchísima vergüenza recordar que he publicado esto, pero ahora siento la necesidad de hacerlo.
PD: disculpad si hay faltas de ortografía. Lo he escrito con el móvil en la cama a ver si hacía algo de sueño.