AMD ha
revelado la Radeon RX 6600, una nueva tarjeta gráfica (que posiblemente no podrás comprar por la falta de chips) destinada a los jugadores que tienen suficiente jugando a 1080p con una generosa tasa de fotogramas. La Radeon RX 6600 es la hermana pequeña de la
Radeon RX 6600XT anunciada el pasado julio, compite con la
GeForce RTX 3060 de Nvidia y ya se encuentra a la venta por un precio oficial de 329 dólares, que en nuestra moneda y en una tienda española se transforman en más de 500 euros.
La Radeon RX 6600 cuenta con 28 unidades de procesamiento, una velocidad de reloj de base de 1968 MHz (que puede subir hasta 2044 MHz), 32 MB de Infinity Cache, 8 GB de GDDR6 con un ancho de banda de 224 GB/s y un consumo de 132 W que recomienda usar una fuente de 450 W. Son unas características muy similares a la Radeon RX 6600 XT (que cuesta 50 dólares más), pero de esta última tarjeta gráfica llama la atención su TDP de 160 W, una cifra en sintonía con la Nvidia GeForce RTX 3060 y sus 170 W.
En la práctica y según datos ofrecidos por AMD, hay una diferencia de rendimiento del 10 al 15 % entre la Radeon RX 6600 y la Radeon RX 6600XT. Si nos centramos en los juegos, la Radeon RX 6600 alcanza (siempre según las pruebas de AMD) los 79 FPS en Assassins Creed Valhalla, 142 FPS en Battlefield 5, 95 FPS en Call of Duty: Black Ops Cold War, 85 FPS en Deathloop, 91 FPS en Far Cry 6, 114 FPS en Hitman 3, 145 FPS en Resident Evil Village y 175 FPS en World War Z Aftermath. Todo ello con la configuración gráfica en ultra.
Como buena tarjeta gráfica con arquitectura RDNA 2, la Radeon RX 6600 tiene soporte para AMD FidelityFX Super Resolution (FSR), así que los juegos que ofrezcan soporte para esta tecnología de código abierto pueden ejecutarse con una mayor resolución y tasa de fotogramas. Por ejemplo, Far Cry 6 a 1440p y con trazado de rayos activado promedia 60 FPS (usando un Ryzen 5 5600X y memorias RAM DDR4 a 3600 Mhz).
El gran problema de la Radeon RX 6600 y el resto de tarjetas gráficas (incluyendo las de Nvidia) es la disponibilidad y el coste. Debido a la falta de chips hace tiempo es que es muy difícil hacerse con una tarjeta gráfica a un precio decente, así que jugar aunque sea a 1080p se ha convertido en una actividad bastante cara. La escasez (que no el aumento de precios) también afecta al suministro de PlayStation 5 y Xbox Series. En todos los casos nada indica que la situación vaya a mejorar sustancialmente a corto plazo.
Fuente: The Verge