El Estado argentino tiene cada vez más empleados públicos, pero les paga cada vez menosJoder, es que hay un país que canta en esa tabla por estar desubicado según la riqueza de la nación.
Esta noticia es de hace años, pero nos sirve muy bien como muestra de la realidad que vivía el país.
Guerra a los 'funcionarios fantasma' en ArgentinaLos ñoquis -esa pasta italiana hecha con harina de trigo, patata y requesón- son muy apreciados por el paladar de los argentinos. Y es tradición degustarlos el día 29 de cada mes porque, según se cree, ello traerá buena fortuna si a la vez se coloca un billete debajo del plato.
La gastronomía de Argentina ha instituido esa costumbre en restaurantes y casas. Pero, además, el ingenio ciudadano ha apodado 'ñoqui' al empleado público que se ausenta del trabajo y no cumple tareas. Aparecen en el lugar de trabajo el día 29 a cobrar el salario. De allí el apodo.
Se calcula que hay nada menos que de 200.000 a 280.00 empleados 'ñoquis' en todo el Estado. La cifra representa entre un 5% y un 7% del total de trabajadores públicos, unos 4 millones en las administraciones central, provinciales y ayuntamientos, según un estudio de la consultora KPMG.
En verdad es un misterio cuántos empleados públicos hay actualmente en Argentina, un número difícil de establecer porque no hay estadísticas oficiales fiables y en los últimos años se han incorporado miles, la mayoría por enchufe político y amiguismo, por supuesto sin oposiciones.
Los escándalos de enchufismo tuvieron de protagonistas, por ejemplo, a quien era presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, que colocó a su mujer e hijo en el banco, que ya contaba con 2.658 empleados. O al ex ministro de Defensa Agustín Rossi, que metió a su hija Delfina de directora en el Banco Nación.
En 2003, cuando el matrimonio de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, arribó a la Casa Rosada había 2,7 millones de empleados públicos. Esa cifra, según distintas estimaciones no oficiales, se elevó durante el kirchnerismo hasta los 4 millones, una subida de 48%.Las plantillas infladas en la administración parecen calcadas de lo que era la URSS. En el Senado
hay 83 empleados por cada senador, 6.000 y 72, respectivamente. Y
trabajan 86 periodistas en el gabinete de Comunicación del Ministerio de Agricultura.
Los enchufados muchas veces deben devolver en metálico la gentileza de su nombramiento. Personas que estaban empleadas en el Senado y en el ente público Administración Federal de Comunicación Audiovisual han denunciado que debían ceder la mitad del salario al jefe político que les había enchufado.
Al encontrarse frente a tamaño panorama, el nuevo Gobierno de Mauricio Macri ha anunciado que revisará 64.000 contratos y 11.000 oposiciones hechos en la administración durante los últimos tres años.
El ministro de Modernización, Andrés Ibarra, ha admitido que "la palabra 'ñoqui' es peyorativa", pero ha advertido que revisarán cada caso y, cuando se detecte que un empleado cobra pero no trabaja, "automáticamente" será separado de la plantilla.
"Nosotros no venimos a racionalizar o a hacer algún ajuste, venimos a construir un Estado fuerte, moderno, que dé servicios", ha enfatizado el alto cargo. Y ha asegurado que son los propios empleados públicos quienes le han dicho "yo no quiero estar al lado de una persona que no trabaja".
Sin embargo, los sindicatos del sector no concuerdan con el nuevo Gobierno. Andrés Rodríguez, titular de la Unión de Personal Civil de la Nación, ha declarado que "a la palabra 'ñoqui' yo la destierro totalmente dentro de lo que es el sector del trabajo de la administración pública y del Estado".
Y el sindicato kirchnerista Asociación de Trabajadores del Estado ha reaccionado anunciando una huelga para el próximo martes 29. "Vamos a realizar una jornada nacional de lucha con paros y movilizaciones en todo el país", ha advertido Hugo Godoy. No obstante, el sindicalista ha admitido que "puede haber 'ñoquis', alguno que otro".
Todos los sindicatos reclaman al Gobierno de Macri que disponga el pago de un bono de fin de año que compense la caída del poder adquisitivo del salario, ante la subida inflacionaria del último mes.