A mí me encanta. Cuando tuvimos nuestro primer hijo, mi mujer me dejaba mamar por las mañanas. Además, por las noches dejaba el paquete de galletas Digestive encima de la mesita de noche, así que solo tenía que girarme y ya estaba desayunando en la cama cómodamente y con todas las de la ley. Una vez incluso usé la leche para hacerme un batido de fresa y no hizo falta ni añadirle nata.
Buenos tiempos, sin duda. Ahora estamos esperando al segundo y me muero de ganas por beber leche materna de nuevo. ¡Recomendada!