Buscando dibujantes de comics.

Buenas.

Se me ha pasado por la cabeza que quizas algunas de las historias que tengo escritas podrian tener su version de comic.

El caso ahora es ponerse a buscar a algun dibujante que busque historias para dibujar y le gusten las de mi estilo. Son tipo misterio, terror.

Sabeis de alguna web o de alguien que se anime con un proyecto asi ?

P.D Algunas de mis historias estan en EOL.

http://www.elotrolado.net/hilo_Hilo-de-autores-de-este-foro---Version-2-1-_101545?highlight=Panex
Hum, ¿hay alguno en particular que quieras ilustrar?
Yo creo que los que los que mas pinta tienen de ser trasladados son estos:

La ultima Curva.


_______La luna llena que reinaba en el cielo no hacia sino aumentar el dolor de su sufrimiento, no por la luna en si, sino por la claridad que de ella manaba y que hacía que el pobre Juan se diera cuenta y viera su situación. Situación delicada que dirían los bomberos, Juan se encontraba en su coche, alejado de la gran urbe, estrellado contra un árbol, fuera de la carretera. Tenía suerte de estar aún vivo, pues había caído por un alto terraplén, fuera de todo ojo que por la carretera pasase y de difícil acceso con cualquier medio. Juan estaba atrapado, tenia las piernas inutilizadas, y únicamente movía la cabeza y los brazos. De vez en cuando gritaba, le gritaba a la luna y le gritaba al sonido. No gritaba al sonido de los coches que pasaban allí arriba, en la carretera, absortos en sus cosas y totalmente indiferentes a lo que metros más abajo pasaba. Juan gritaba al sonido que tenía en su cabeza, el sonido constante de un zumbido atormentador que aumentaba poco a poco. Quería morir, caer desvanecido en un sueño profundo en el que no hubiera dolor, en el que todo fuesen imágenes sin padecimiento. Pero Juan no era ignorante, pues bien sabia el que si cerraba los ojos muy probablemente lo haría para siempre, que no habría vuelta atrás. Y luchaba y luchaba contra ese sentimiento de angustia y temor que le provocaba el no poder huir de allí, el marchar corriendo y dejar aquel horror atrás. De nuevo miraba a la luna, y ahora maldecía el poder verse en aquella situación, preferiría quedarse en la más absoluta oscuridad, con su dolor, su coche y aquel maldito árbol que le salvo de caer al rió. Entonces se le ocurrió una idea, estúpido de mí, pensó, cómo no lo pensé antes. Tocó y tocó el claxon una y otra vez, con las ilusiones recargadas de poder ser rescatado y llevado a casa. Tocaba y tocaba y el zumbido de su cabeza aumentaba y el dolor aumentaba, pero le daba igual, pues creía que la salvación estaba cerca. Entonces ocurrió, una niña salió de detrás de un árbol. Tenía el cabello rubio y vestía un manto blanco. Sonría mientras se acercaba a Juan, éste la vio y dejó morir el sonido del claxon y también intentó sonreír. Detrás de la niña apareció su madre, vestida también de blanco, rubia como su hija y ambas llegaron hasta el coche. Sonreían pero no decían nada, y ofrecieron sus manos a Juan, quien gustosamente las atrapó, y tirando las dos mujeres de sus manos hicieron salir a Juan del coche. Juan sintió como si levitara, como si pudiera volar y antes de poner pie en tierra echó un vistazo al coche. Un escalofrió de espanto recorrió su alma, al ver su cuerpo aún en el coche, completamente ensangrentado, inmóvil y con los ojos cerrados. Las mujeres tiraban de él, querían que las acompañara, no había marcha atrás. Se había convertido en un fantasma, un fantasma que vagaría por las carreteras hasta que su cuerpo sin vida tuviera reposo. Entonces vio que no estaba sólo, que las dos mujeres que la habían sacado lo llevaban con muchos, que erraban sin rumbo por aquella carretera maldita sin que ningún vivo se percatara de su presencia.




La llamada del Chaman.

Una vez más, alzó sus brazos al cielo. La muchedumbre que le rodeaba esperó el milagro. Una vez más, los brazos en alto, una vez más la extraña plegaria en aquel inteligible idioma. Nada ocurrió. Muchos empezaron a impacientarse, otros apretaban sus ojos, tratando con ello de trasladar no su fuerza, sino su fe, pero todo resultó inútil. Al final, el bocor se dio por vencido y se dejo caer de rodillas sobre la arena de la playa. Súbitamente, una fuerte ráfaga de viento arrasó el improvisado campamento, apagando con furia las antorchas que iluminaban a los presentes. Aquellos empezaron a inquietarse, dejando a un lado al bocor para murmurar en grupos. El chaman entonces tuvo una convulsión, y una nueva. Trató de sujetar su cuerpo con los brazos, pero los espasmos y temblores le hicieron rodar por el suelo. Fue entonces cuando los asistentes volvieron la cabeza al bocor. Este trataba de ponerse en pie, mientras se agarraba con fiereza ahora la cabeza. Un momento de silencio. Volvió a caer de rodillas y se llevó las manos al estomago. Una arcada, nadie tuvo el valor de acercarse a él cuando parecía ahogarse. Los ojos, enrojecidos de furia, horror y dolor, parecían salirse de sus orbitas. Una nueva arcada, y una masa negra oscura salio de su interior. El chaman cayó inconsciente al suelo, en el momento en el que tras de si, una gran ola rompía a sus espaldas. Tras ella, el silencio. Los presentes se alejaron entonces hacia la selva, arrastrando el cuerpo del chaman, que aun no se había recuperado. Ni un rastro de ellos quedaba en la playa cuando un hecho insólito ocurrió. Todos tenían los ojos clavados en el circulo de ceniza que minutos antes habían creado en la blanca arena de la playa. En aquel momento, el silencio se hizo más intenso y sobrecogedor si cabe. La tierra comenzó a tragarse la arena, cómo si algo se removiera en el interior de sus entrañas. Cómo si algo o alguien quisiera dejar un lecho demasiado pavoroso. El bocor recobró justo el conocimiento para mostrar su satisfacción cuando vislumbró varias sombras dirigirse al poblado. Una ligera brisa se llevó el cargado ambiente, descubriendo una inmensa luna llena. Al fondo de la playa se divisaron entonces las luces del poblado, y junto al puerto, unas débiles luces en las carabelas de los recién llegados colonos. Hacía allí miraron entonces los extraños personajes, gritando al aire en extraños idiomas, saltando de jubilo y derramando ron que pasaba de mano en mano.

Al alba, los barcos se prestaban raudos a dejar la bahía, siendo la única excusa que presentaron a su majestad el rey de España para dejar tal remoto lugar la extrema fiereza e indocilidad de unas gentes incivilizadas. Por supuesto, lo ocurrido aquella noche se convirtió en una pesadilla para cada uno de los marineros que lo vivieron y que se llevaron su secreto a la tumba, una tumba que quizá espere la llamada de un nuevo bocor para que preste un último servicio a su Rey.




hay alguno mas que me gustan, pero no funciona el enlace de Eol, tendria que rastrear el disco duro. Pero vamos, en principio esos.
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