Cafetino la canción de kualquier día es de Piperrak no de Boikot. Por cierto que punk descafeinado pa pijos escuchas tú.
Una defensa de Houellebecq
Michel Houellebecq está de moda. Este escritor francés, que afirma ser principalmente un poeta, ha saltado a la fama mundial gracias a sus novelas; tanto es así que mientras podemos encontrar todas sus novelas traducidas -y la mayoría en formato bolsillo-, de sus libros de poemas sólo está traducido Renacimiento. Por ello quiero defenderle en el territorio donde más ha sido atacado: su narrativa.
Antes que nada, debemos buscar sus influencias. Creo que con estas tres queda bastante bien esbozado el personaje: Céline, Lovecraft y Camus (éste último algo menos); da miedo, ¿eh?. Profundizando, encontramos en la correspondencia de Lovecraft una frase que según el mismo Houellebecq, iluminó la compresión del hombre contemporáneo y resume su obra: "El valor de un ser humano se mide hoy en día por su eficacia económica y su potencial erótico"*. Hasta aquí ningún problema: nuestro Michel parece un autor más dispuesto a cantarle las cuarenta al sistema. ¿Qué es lo que diferencia a Houellebecq de los demás autores antisistema? Pues, principalmente, en que nuestro autor sufre del mal de Schopenhauer; un pesimismo radical que le lleva a abominar del ser humano. Sus soluciones no pasan por el cambio de sistema, sino, como se deja ver en Las partículas elementales, por cambiar al ser humano en sí, cosa que no puede dejar de recordarme a Fukuyama.
Una de las críticas más absurdas que se hacen contra Houellebecq es que sus obras son racistas, machistas y todos los -istas que a usted se le ocurran. Es absolutamente cierto, Houellebecq hace comentarios poco loables de los árabes y de las mujeres. Pero esto pierde todo su sentido cuando también ataca a los europeos y a los hombres. Todos los -ismos de Houellebecq son sintetizables en una palabra: misantropía. Y contra esto, poco hay que decir.
Otra crítica: Houellebecq es un autor de best-sellers, que busca la provocación fácil. Ésta sí que tiene miga; efectivamente el estilo de Michel no es especialmente elaborado, y en muchas ocasiones da la impresión de buscar constantemente la frase hiriente. Pero... ¿qué hay de malo en ello? Como decía Goethe, "la única condición para tener un buen estilo es tener algo que decir". Y, a diferencia de los autores de best-sellers convencionales, Houellebecq tiene mucho que decir (desde luego, este hombre sólo podía convertirse en un superventas en Francia).
La última crítica a la que responderé en este artículo me la ha dado el forero pepecollins (de los foros de la acb). Según él, Houellebecq le parece una mala copia de Camus. Nótese que pepecollins opina esto después de leer Ampliación del campo de batalla, primera novela del autor y que hay que admitir que tiene cierto parecido con El extranjero. Sin embargo, y aunque ya en sus novelas posteriores se distancia, quiero denotar las diferencias entre el absurdismo de Camus y el de Houellebecq.
La filosofía de Albert Camus es muchísimo más intelectual y filosófica en un sentido clásico que la perspectiva de Houellebecq; ésta última es un ataque visceral, mucho menos estructurado que la dialéctica del argelino. Podriamos decir que mientras que Camus protesta por la falta de amor, Houellebecq lo hace por la falta de sexo. Cosa que de ninguna manera puede tomarse a broma.
Para acabar, quiero citar un trocito de la última obra del autor de hoy: La posibilidad de una isla. Esto es lo que opina el personaje cuando sintoniza con un programa cultural en la televisión española:
era más que un azar, era un milagro, porque los programas culturales son raros en la televisión española, los españoles no aman los programas culturales, ni la cultura en general, es un territorio que les resulta profundamente hostil, a veces se tiene la impresión, cuando se les habla de cultura, de que se les hace una especie de ofensa personal
¿Cuántas veces habré pensado yo lo mismo?
*:Si alguien ha llegado hasta este blog a partir del enlace de mi firma, seguro que le suena esta frase. Por cierto, la primera obra de Houellebecq fue un... ensayo sobre Lovecraft, cuyo título nos deja muy claro el enfoque que sigue el autor: H.P. Lovecraft - Contra el mundo, contra la vida.