Este no es corto.
Era el tío con más suerte del mundo. Jugaba a lotería, primitiva, once, euromillón y siempre le tocaba. Negocio que montaba, multinacionales de primer nivel. Total, que estaba hasta las narices de tanta suerte y decide irse al desierto del Sahara en bolas en pleno julio.
Llega al desierto y comienza a caminar. Después un buen rato dice: "¡Qué calor hace! ¡Quiero agua!
Sigue caminando y en lo alto de una duna ve una cosa brillante, y dice: "Seguro que es una cantimplora llena de agua". Se dirige hasta allí, la desentierra, la coge y dice: "Y encima el agua estará fresca". Abre el tapón, le da un sorbo, y efectivamente, el agua estaba fresca. Del cabreo que pilla, manda la cantimplora a tomar por culo.
Sigue caminando i dice: "Tengo hambre". Da una vuelta y ve un oasis con cocoteros, animales de todo tipo, etc... Volvió a cabrearse y siguió caminando. Al cabo de otro buen rato, tropieza con algo enterrado. "Fijo que es una lámpara y seguro que lleva un genio dentro". Comienza a escavar con las manos, y sí, una lámpara. La frota y aparece el genio. "Lo sabía". A esto que el genio le dice:
- Amo, te concedo tres deseos.
- No quiero nada. Estoy forrado de pasta. Negocio que monto, negocio que triunfa.
- Entonces, me regreso a la lámpara.
- Bueno espera. Quizás sí haya algo que nunca he tenido. Mas bien es un sueño.
- ¿Y cuál es ese sueño?
- Montármelo con una indú. Nunca me he acostado con una.
- Concedido.
Aparece la chica y se ponen al tema. El hombre, durante la faena, se fija en la marca de la frente. Lo rascó ... ¡y le tocó un coche!