Chistes de la epoca de la antigua roma:
Un hombre comparece ante un censor para testificar si tiene una esposa. El censor pregunta:
—Con toda honestidad, ¿tienes esposa?
—Tengo una, pero no con toda la honestidad.
Un hombre le dice al médico:
—Siempre que me levanto me siento mareado durante media hora. Luego se me pasa.
—Entonces espera media hora antes de levantarte.
Un hombre presentaba sus últimos respetos ante la tumba de su esposa cuando alguien que pasaba le preguntó:
—¿Quién descansa aquí?
—Yo, ahora que al fin me he librado de ella.
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Un joven se presentó en casa de un compañero de estudios que había fallecido. El padre sollozaba:
—¡Oh, hijo, me has dejado destrozado!
La madre se lamentaba:
—¡Oh, hijo, me has quitado la luz de mis ojos!
Más tarde, al abandonar el lugar, el joven comentó con sus amigos:
—Si era culpable de todo eso, deberían haberlo cremado mientras aún tenía vida.
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Un misógino se encontraba a las puertas de la muerte.
—Si te ocurre algo malo, me colgaré —le decía su esposa.
Él la miró y le dijo:
—Hazme el favor mientras aún estoy vivo.
Un hombre de Cuma (que debía de ser el equivalente de Lepe para los romanos) buscaba a un amigo llamándolo a gritos ante su casa.
—Grita más alto para que te oiga —le aconsejó un transeúnte.
—¡Más alto! ¡Más alto!
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Un hombre tenía una esposa que no cesaba de hablar ni de discutir. Cuando ella murió, el esposo hizo que transportaran su cuerpo hasta el cementerio sobre un escudo. Cuando alguien le preguntó la razón, respondió:
—Era una guerrera.
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—El esclavo que me vendiste hace poco ha muerto.
—¡Por los dioses! Nunca hizo nada parecido mientras estuvo conmigo.
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Un joven vendió sus libros cuando andaba escaso de dinero, y luego escribió lo siguiente a su padre: “Felicitadme, padre. Ya estoy sacando un buen provecho económico de mis estudios”.
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Un senador llevó a su hijo a una sesión del senado, pero le hizo prometer que no diría ni una palabra de lo que allí escuchara. Cuando esa noche la madre del chico quiso saber sobre qué se había tratado, para salir del paso le respondió con una broma y le dijo que el Senado había estado discutiendo si los hombres debían tener dos esposas o bien todas las mujeres dos maridos. Ella quedó convencida y prometió guardar el secreto, pero a la mañana siguiente el senado apareció rodeado por mujeres clamando para que se permitiera a las mujeres tener dos esposos.
Un hombre estaba siendo felicitado por haber sido padre de un varón, y quiso corresponder a sus palabras con otras que no resultaron las más afortunadas en semejante circunstancia:
—Sí, gracias a todos mis amigos.
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Un hombre se encuentra con un conocido y dice:
—Es curioso, me dijeron que habías muerto.
—Pues, como puedes ver, estoy vivo.
—Pero el hombre que me dijo que estabas muerto me ofrece mucha más credibilidad que tú.
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Un hombre fue a ver a un adivino y le preguntó sobre su familia. El adivino contestó:
—Todos están bien, especialmente tu padre.
Esto desconcertó mucho al hombre, que le dijo que su padre llevaba diez años muerto. Pero el adivino sabía defender su oficio y no dio su brazo a torcer:
—No tienes ni idea de quién es tu padre.
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Pero la joya de la corona es este:
Un barbero, un profesor distraído y un calvo van juntos de viaje y acampan para pasar la noche. Deciden turnarse los tres para vigilar el equipaje, y el barbero se ofrece voluntario para ser el primero mientras los otros dos duermen. Pero pronto se aburre, y para matar el tiempo se pone a afeitar el cráneo del profesor. Cuando termina su turno despierta a este último, que se toca la cabeza y exclama:
—Ese barbero es un auténtico idiota: ha despertado al calvo en vez de a mí.
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