Pues apenas eramos unos adolescentes. Para ella no era la primera vez, pero para mi aquello de esconderme por los rincones de las tabernas a hacer manitas era completamente novedoso.
Despues de mucho vino ribeiro y de tontear toda la tarde, acabamos en un pub de esos que tiene música pero que no baila nadie. Y la cosa se fué poniendo cada vez mas peligrosa.
Yo pensaba como aquel gesto tan insignificante podia ser tan atrayente. La razón de por que son tan dulces los besos todavia se me escapa, pero puedo asegurar que en aquel momento, como otros tantos despues, lo único que ansiaba en la vida era tener su boca. Aquellos labios rosados, entreabiertos y maliciosos. Aquella mirada jugetona. Todo el mundo parecia haberse parado esperando ese momento. Hasta las luces pareciese que nos alumbraran solo a nosotros.
Me acerque a ella y le besé. Nunca olvidaré lo que dijo despues:
-Ya has conseguido lo que querias.
Y yo contesté - No he conseguido nada, todavia...
Ah! , dias de vino y rosas que no volverán...