Mi 1997 fue curioso:
- Como llevábamos un año y pico sin máquinas de videojuegos en mi casa y había que ir a gorronearle el Pentium a mi padre, un colega me propone dejarme su Spectrum. Durante unos días, estoy jugando al único juego que me dejó en cinta: el Jetpac. Con dos o tres juegos más míticos, como el Matchday 2, la experiencia hubiera sido mucho más gratificante, pero al final eso fue un recuerdo extraño, casi parece un sueño.
- Ante el fracaso del plan anterior, me compro la Game Boy a sugerencia de un amigo. Todas estas máquinas eran para ir pasando el rato mientras ahorraba para la PSX. Experimento por primera vez los placeres de jugar en blanco y negro en posturas poco naturales. Buena calidad de botones, cruceta y juegos, eso sí. Además solo me compré un par, todos prestados.
- Luego mi madre me echa de casa 3 meses y de regalo, como también había abandonado las clases, me pego 3 meses jugando al Pentium 133 de mi padre. Mis primeros juegos de 32 bits (Quake, Tomb Raider) sin ni siquiera saber que era una "nueva generación" ni lo que eran los bits. Mis primeros emuladores (aún recuerdo la conversación cuando un colega me comenta que "todos los juegos del Spectrum" estaban en un CD. Yo sabía que el Spectrum tenía muchos de mi Amstrad.
- Luego me compro la Play tras ahorrar 1000 pesetas por semana durante 6 meses. Vaya cambio de jugar a la Game Boy en mi habitación a jugar a eso. Gozando con las 20 demos que me dejó un chaval al que parece que le sobró más dinero del esperado para la Playstation Magazine a sus 16-17 años, teniendo en cuenta todas las que se pilló más los juegos pirata que compraba, el chip, el segundo mando, etc. Primeros juegos también en blanco y negro, pero mi tele era nueva y sabía que pronto irían el color con el cable apropiado. Cuando salió el Gran Turismo, sin ser yo aficionado a los coches, no me lo esperaba y acabo jugando hasta las 2 de la mañana muchos días. Al día siguiente, en lugar de ir a clase, me bajaba a dormir al trastero.
Sobre los monitores de fósforo verde, es curiosa mi experiencia con el Amstrad. Yo tenía el de disco y color y el mismo chaval que luego me dejó muchas demos de la Play, pues tenía el de fósforo verde y cintas. Jugar en su casa fue muy diferente: tenía otros juegos (Capitán Sevilla, Titanic... parece que le iban más los españoles), en uno podías jugar al Mastermind mientras se cargaba, luego el tío había aprendido a programar así el típico "hola mundo"... y joder, esos colores verdes. Si hubiera sido CGA, casi triunfas. Pero con el Amstrad, era putada. Y al parecer en algunos juegos, no podías ver bien las cosas (las boyas del Navy Moves).