COMPRA UN BARCO LLAMADO “TITANIC II” Y SE HUNDE EN EL VIAJE INAUGURAL
Cuando Mark Wilkinson se hizo con la propiedad de su yate monocabina de segunda mano tal vez debería haberse parado a pensar que los presagios impresos en el casco no eran buenos.
El barco de 4,8 metros de eslora y bautizado como “Titanic II” se hundió en el viaje inaugural de su nuevo dueño, imitando a su hermano mayor de 1912, aunque esta vez con menos víctimas.
La única que acabo chorreando fue el propio Mark, que volvía de probar el barco en una estupenda mañana de pesca en la bahía de Lyme, en Dorset (U.K).
Estaba a punto de atracar, para finalizar la gloriosa jornada, cuando al entrar en el puerto de West Bay un gran agujero se abrió en el casco de fibra de vidrio. Aunque puso a funcionar las bombas de achique, y le dio tiempo a tocar muelle, para entonces Mark ya estaba agarrándose desesperadamente a la parte emergida del barco que se hundía, siendo el primero y el último en abandonar la nave gracias a un flotador que le tiró el jefe del puerto local.
Toda la escena fue seguida por varios turistas que había por allí y que no se creían lo que veían. “Todo fue un poco vergonzoso y me irritó bastante que la gente me preguntara si me había chocado con un cubito de hielo”, afirma el Sr. Wilkinson, de unos 40 años de edad, que también sabe que “si no fuera por el jefe del puerto me habría ido abajo con el Titanic yo también”. Sin embargo, el barco no terminó de desaparecer bajo las aguas gracias al aire almacenado en la monocabina.
Aunque el nuevo propietario no quiso hablar del precio que había pagado por la nave, algunos curiosos arremolinados estimaron a ojo que la chalupa no le podía haber salido por más de 1.200 €.