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Crash
Santiago Niño Becerra
No es mañana, pero vayan pensando en él.
Dirán que me repito, pero aquí, en lacartadelabolsa, lo llevamos diciendo de desde hace meses. ¡No!. ¡Por favor!. No es por aquello de ‘ya lo decíamos nosotros’, es por otra cosa: ¿por qué nadie lo ha dicho antes?.
La historia, cuando hable de la crisis del 2010, de los años anteriores, de los años en que empezó a alcanzarse la masa crítica que condujo a la explosión, de los años en que fueron agotándose todas las vías posibles de reforma sin ruptura; cuando la historia hable del período 1991 – 2006, de lo sucedido a partir de Septiembre del 2007, cuando hable del 2008 y del 2009, va a ser muy crítica con mucha gente; y quienes la lean se preguntarán, “Pero, ¿cómo cojones no lo vieron?”, será la misma pregunta que nosotros hoy nos hacemos leyendo lo que la historia cuenta de la Gran Depresión.
Por favor, escuchen: lo que está pasando no es, repito, NO ES, coyuntural. Lo de 1982, lo de 1987, lo de 1991, lo de 1997, lo del 2000, eso sí fue coyuntural; pero esto, esto que ahora se está gestando, no es coyuntural, esto es sistémico; estamos ante una crisis sistémica, por eso es inevitable. Da igual lo que se haga, que se reduzcan los tipos (se han reducido: ayer la FED, y más los reducirán), que se inyecte liquidez, que se rebajen los impuestos, que se lancen mensajes de calma, da exactamente igual, va a pasar porque tiene que pasar, de la misma manera que lo de 1929 tuvo que pasar, y pasó.
Las Bolsas ya no anticipan nada: las Bolsas son parte del sistema, de un sistema que vive todo en tiempo real: hoy todo es on line. Es al revés, son los datos -suponiendo que sean buenos- los que, cuando son publicados, ya son viejos. Mañana puede que suban la Bolsas, vale, ¡y que!. “Es la tendencia, ¡estúpido!”; ¿quién será el primero que dirá esa frase?.
Los Gobiernos, los políticos, ¡menos mal!, están empezando a dejar de decir que todo va bien, pero aún dicen que si acaba llegando lo que sea, será suave (aquí, en el reino, más). El gran problema es que la gente de la calle está muy al margen de lo que sucede: no tiene una visión macro de las cosas: tan sólo tiene su visión micro: su bolsillo, y éste está cada vez más vacío. Por ejemplo, las subprime. Los gobernantes del reino dicen que aquí no hay subprime; ¡es falso!. Aquí, lo que no hemos hecho, es ponerle un nombre a quienes tienen deudas que les están absorbiendo hasta el 65% de los ingresos que obtienen en un empleo que mañana puede -en muchos casos, va a- desaparecer; ¿cómo demonios se llama eso?; y de eso no se dice ni pío.
Soy consciente de que lo que voy a decir es muy, pero que muy fuerte, pero, lo digo. Estamos, la economía mundial está, en la antesala de una crisis, una crisis sistémica, como la de 1929; la gran diferencia entre ambas -por suerte para nosotros- es que esta se está viendo venir; pues bien, pienso que deberíamos irnos preparando para lo que es inevitable; preparando las cosas, poniendo los papeles en orden, informando a la gente; tomando medidas. Lo que viene, insisto, es inevitable, pero puede ser minimizado.
Y, cosa curiosa. Hace un año, si iban a YouTube y buscaban “Brother, Can You Spare a Dime?”, la canción emblemática de la Gran Depresión, escasamente encontraban cinco referencias; vayan ahora y verán las que hay.
Y no he podido resistirme: les incluyo el link a una referencia que hace un año no estaba, la que para mi es la mejor versión que sobre esta pieza ha sido grabada: la de Tom Waits; su voz profunda, desgarrada, está montada sobre un conjunto de fotografías estremecedoras tomadas durante la Depresión. Miren y escuchen, se lo recomiendo encarecidamente, no les defraudará.
http://www.youtube.com/watch?v=CVE72Ae82Tw
They used to tell me I was building a dream, with peace and glory ahead,
Why should I be standing in line, just waiting for bread?.
...
Brother, can you spare a dime?.
¿Es eso lo que va a venir?; no, eso, así, no; pero vayan pensando en una versión para los 2010s de esas escenas de los 1930s.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.