Este es uno más de los miles de posts de desahogo sobre desamores, romances, novios y novias, pero necesito escribirlo porque si no reviento. Voy a intentar resumir un poco la historia: hace unos 6 meses me vine a otro país a terminar la carrera. En la residencia donde vivo conocí a una chica que me encantó desde el primer momento, ambos nos gustábamos, una cosa llevó a la otra y en noviembre del pasado año iniciamos una relación formal. La cosa al principio iba tan bien que yo pasaba prácticamente todo el día en su habitación de la residencia, y tan bien iba la cosa que decidí "mudar" mis cosas a su habitación para "vivir" juntos, cosa que llevamos haciendo desde diciembre más o menos
El problema es que a medida que han ido pasando los días, semanas y meses esta chica, a la par de amarme muchísimo, me ha ido demostrando cada vez más como es en realidad: obsesiva, posesiva, controladora y dominante. Desde que vivimos juntos, tengo la completa sensación de que cada día que pasa me corta más mi libertad: se enfada conmigo si al salir de clase tardo más de lo normal en llegar a casa (el cuarto en el que vivimos), si me voy a jugar al fútbol con mis amigos se enfada porque dice que prefiero el fútbol a estar con ella, SIEMPRE que voy a salir con mis amigos coge unos rebotes de la hostia y me monta el número, cuando ella también sale a veces con sus amigos y yo no le pongo ningún incoveniente... es que incluso estas semanas, en la que he estado liadísimo con los exámenes y tenía que estudiar a tope, se cabreaba si le decía que tenía que estudiar porque "era una muestra de que pasaba de ella"
Hoy ha sido la gota que ha colmado el vaso: tras un mes y medio de intenso estudio (o lo que me ha "dejado" estudiar ella) y 5 duros exámenes, hoy por fin he acabado el cuatrimestre y pensaba celebrarlo en condiciones saliendo con ella y mis mejores amigos, a lo cual ella había accedido gustosamente días atrás. Primera "sorpresa" del día: no tiene ganas de salir, no le gusta el plan que tenemos y dice que se queda en casa, que salga yo y que no me preocupe. Yo le insisito por activa y por pasiva que quiero que salga, que la necesito. Ella dice que no, que no pasa nada. No insisto más, todo OK. Se va acercando la noche (hora de salir) y cada vez la noto más y más cabreada, soltándome tiros y cosas por lo bajo. Pues bien, llega el momento en que me ducho, me visto y empieza a mirarme con cara de odio, dando portazos por el cuarto y diciendo cosas por lo bajo. Temiéndome lo peor, le digo que qué le ocurre, y cuando se lo pregunto, empieza a chillarme como nunca nadie me había chillado en la vida, diciéndome que soy un desconsiderado por dejarla sola esa noche, que lleva esperando a que acabe los exámenes un montón de tiempo y que esa noche la voy a abandonar (a todo esto añadidle gritos, insultos y demases). Lo más gracioso de todo es que como he dicho, llevo viviendo con ella 3-4 meses, estando con ella 24 horas al día, teniendo que privarme de muchas cosas por evitar sus cabreos, e incluso en época de exámenes, teniendo que dejar de estudiar para estar atento a ella. Lo mejor me ha sido el final: le he dicho que me quedaba en casa (como un buen calzonazos) y me ha dicho que no, que me fuese, me ha empujado a la puerta de la calle y me ha dicho que no volviese. Bonito, ¿cierto?
Han pasado muchas cosas más del estilo en estos meses, pero no merece la pena contarlas. Reconozco que ella me ama mucho, me cuida muchísimo y solo tiene ojos para mí, pero ese exceso de amor (o eso quiero pensar) lo canaliza a través de una actitud posesiva y controladora conmigo. Además de todo, es una chica de carácter fuerte, y cuando hay que elegir entre blanco o negro, tiene que ser lo que ella diga, si no espérate al cabreo de turno.
He aguantado todo este tiempo pensando "bueno venga, seguro que es la última vez que me trata así, en realidad te ama y por eso se comporta así", pero no, lo de hoy ha sido totalmente ridículo. Como he dicho, me siento con las alas cortadas, como si me hubiesen cortado la libertad, y lo peor de todo, cada día que paso viviendo con ella me siento menos yo mismo. La quiero, la amo porque a pesar de todo me demuestra también cosas que nadie me había demostrado nunca, pero yo no necesito una persona así, necesito mi libertad y mi vida, y creo que ella eso no lo comprenderá jamás.
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