Me pagan por salir de casa y hacer cosas que no quiero hacer, durante siete horas y media al día, de lunes a viernes. El resto del tiempo lo paso pensando en que no quiero volver a salir de casa para hacer cosas que no quiero hacer, durante siete horas y media al día, de lunes a viernes.
Yo creo que no lo puedo describir mejor, es lo mismo que llevo haciendo desde 1985, sé de lo que hablo.
Una pista: mi trabajo no consiste ni en visitar a la suegra, ni en comer pollas de sexagenarios