Imhotep visir del faraón Djoser, príncipe heredero inspector de todo lo que el cielo trae,gran sacerdote de Heliópolis, maestro de obras, maestro escultor, patrón de los escribas, hijo de Ptah y de una mujer de nombre Kreduanj, astrónomo, médico, entre otros muchos cargos y títulos, ése fue Imhotep, un personaje fantástico y sorprendente que vivió hace más de cutro mil quinientos años. A lo larago de la dilatada historia de Egipto, fueron muy pocos los mortales de a pie seleccionados para ocupar un lugar de renombre en el nutrido panteón egipcio compuesto por más de tres mil divinidades. Junto a Imhotep, también deberíamos mencionar al sabio Amenhotep, hijo de Hapu, por su vestigioso ascenso al grupo de las divinidades más destacadas, después de tener una ajetreada vida terrenal como arquitecto, cortesano e instructor particular de Amenofis III. Sin embargo, nadie superó la celebridad de Imhotep, especialmente en época grecorromana, fama a lo largo de la historia de Egipto se extendió de norte a sur del valle del Nilo. A él se le atribuían el origen de la cultura egipcia y todos los inventos de renombre de esta civilización, como las pirámides o el calendario de trescientos sesenta y cinco días que todavía utilizamos hoy. Entre el mito y la realidad, el sabio Imhotep parece navegar en un aura de misterio, refrendada por las pruebas arqueológicas y documentales, que han demostrado que este hombre realmente estuvo fuera del común de los mortales, muy cerca de la divinidad. El la historia escrita por el sacerdote grecoegipcio Manetón para el rey Ptolomeo II y conservada únicamente a través de varios fragmentos de autores posteriores, se hace una pequeña pero significativa alusión a Imhotep. En su reinado, el de Djoser, vivió Imuthes, versión griega de Imhotep, que por su pericia como médico tiene reputación de Asclepio entre los egipcios, también fue el inventor del arte de construir con piedra labrada. Además se dedicó a la literatura. Aunque no se haga ninguna alusión a su divinidad, hecho del que tenemos sobrada constancia por el contenido de otras fuentes documentales, resulta muy significativa la simple mención en sí misma, adjudicándole ciertos poderes como mago o sanador y dándole el título de inventor de la arquitectura con piedra. A ciencia cierta, resulta muy complicado discernir entre aquellos elementos biográficos que pueden resultar fantasiosos y lo que pueden ser reales. Pero, sin ninguna duda, la propagación de este hombre en la cultura egipcia no hace sospechar, al menos, que nos encontramos ante un excepcional mente privilegiada a quien, quizás, el mundo de los faraones se le quedó pequeño para sus pretenciones intelectuales. Si bien en un primer momento se dudó del testimonio de Manetón, ya que no existían pruebas evidenciales que vincularan a Imhotep con Djoser, la excavasión del complejo funerario de este faraón en Sakkara, durante la campaña de 1.924 - 1.925, dio al traste con los rumores convirtiéndolos en hechos probadso. En la entrada al recinto, apareció una estatua en caliza de Djoser con el nombre de Imhotep escrito en su pedestal. Otros descubrimientos arqueológicos posteriores confirmaron que Imhotep realmente había construido el recinto funerario de Djoser en Sakkara, tal y como había dejado entrever Manetón. El origen de Imhotep es bastante oscuro. Ciertos autores lo vinculan a la alta aristocracia de la época, afirmando que era hijo de otro arquitecto que llevaba el nombre de Kanofer, mientras otros investigadores defienden la posibilidad de que se tratara de un personaje ascendido de la clase más humilde, en donde destacaba por sus extraordinarios dotes. Si bien este último hecho pueden parecer insólito en una sociedad tan cerrada como aparentaba ser la egipcia, esta circunstancia se dio en más de una ocasión. Contamos con inmumerables casos de individuos que partiendo de un origen muy humilde consiguieron escalar varios peldaños hasta llegar a desempeñar altos cargos en la administración o la cultura del país. Imhotep, en este caso, podría ser uno de ellos. Durante el período ptolomeico, a partir del 332 a. C., todas las construcciones religiosas egipcias siguen un mismo canon constructivo. En su origen, estas normas estaban escritas, según cuentan los propios egipcios, en un manual de arquitectura que se suponía había caído del cielo en época de Imhotep y que éste había dado a conocer al resto de los mortales. De ahí vendría el enigmático cargo de Inspector de todo lo que el cielo trae, desempeñado por el propio sabio. Sin embargo, el cargo más importante que desempeñó en vida y el posiblemente le catapultó hasta el visirato de Djoser, fue el de Gran Sacerdote de Heliópolis, la ciudad del sol. Este centro cultural situado muy cerca de Menfis y que estaba dedicado al dios so Ra, experimenta en este período un acercamiento muy marcado a la esfera política, que tiene su máximo esplendor en las dinastías siguientes. La prueba más significativa de todo ello es el añadido que los faraones agragaron a su titularidad real, incorporado al quiento de sus nombres, el epígrafe de "Hijo de Ra". Además en pocos años Imhotep llegó a compaginar numerosos altos cargos en la administración egipcia en época de Djoser. Son realtivamente numerosas las estatuillas de Imhotep que se han conservado hasta nuestros días. Actualmente se desconoce el lugar donde está exactamente sepultado Imhotep, se presume en las cercanías de donde está enterrado el rey Djoser. El último testimonio histórico de Imhotep conservado hasta nuestros días es un glifo realizado sobre una pared de la misteriosa pirámide de Sekhemkhet, sucesor de Djoser. También podemos agregar que Imhotep pudo haber sido el constructor de la tumba del rey Djoser y que Imhotep se hiciera construir su propia tumba.
(de internet)
Tambien tengo entendido que Imhotep fue adoptado por los griegos con el nombre de Esculapio, dios de la medicina. Pero investigando lo que ha dicho alguien por aqui, he descubierto que en el Imperio Nuevo fue adorado como el dios de la sabiduria.
En cuanto a los extraterrestres, reitero mi posición acerca de esa teoria.
Perdonen por el tostón. Gracias y sigan así.