Atletismo | Dopaje
“EL DOPING ME HIZO CAMBIAR DE SEXO”
La ex atleta alemana Heidi Krieger revela en el diario ‘The New York Times’ el calvario que la llevó a convertirse en hombre por el uso de anabolizantes
UN CAMBIO SORPRENDENTE. El aspecto de Heidi convertida en Andreas ha variado de forma impresionante. Apenas nada queda de la mujer que fue. Además toma otras pastillas para luchar contra los dolores de cadera y de espalda que le impiden dormir habitualmente del lado derecho.(REUTERS)
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28.01.2004
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JOSÉ M. MORENO
Andreas Krieger no tiene duda de que los esteroides que tomó sin saberlo cuando era una de las atletas preferidas de Alemania Oriental le empujaron a pasar de mujer a hombre. “Mataron a Heidi. El doping me hizo cambiar de sexo”, ha declarado Andreas al diario The New York Times en una de las pocas entrevistas que uno de estos deportistas germanos han concedido relatando su experiencia. Heidi Krieger era una joven de 14 años con los mismos sueños de las adolescentes de su edad cuando en 1979 acudió a la Escuela de Deportes de Berlín para entrenar en las instalaciones que la escuela poseía en la capital de la Alemania Oriental. A los 16 años comenzó a recibir pastillas azules que sus entrenadores y médicos le entregaban para mejorar su rendimiento y recuperarse del cansancio de su calendario de entrenamientos y pruebas en el lanzamiento de peso. Además, la joven también tomaba pastillas para controlar la menstruación. “Empecé a parecerme al muñeco de Michelin”, declara Krieger recordar como en seis meses sus músculos se desarrollaron, su hombros y piernas crecieron, le salió pelo en la cara y en el pecho, su voz se hizo cada más grave y ronca y su cuerpo desarrolló un aspecto masculino.
Otra pesadilla. En 1991, después de sufrir grandes dolores en el pecho, en las rodillas, caderas y espalda, Heide Krieger tuvo que retirarse para vivir otra de sus pesadillas. La antigua atleta cree que los esteroides que le dieron la empujaron a convertirse en hombre y que infl uyeron en su decisión de hacerse en 1997 una operación para cambiarse de sexo. “No tenía control y no pude nunca adivinar por mí misma de qué sexo quería ser”, asegura. Hoy Andreas tiene una perilla, sus hombros siguen siendo inmensos, busca un empleo fijo y las hormonas son una parte habitual en su dieta. No como antes forzadas y para impedir que fuera mujer sino ahora para reforzar su masculinidad.
Yo no se si esto sera verdad o no... lo cierto es que si es asi, es una pasada...