El director de la Oficina Federal de Investigación (FBI) de los Estados Unidos, James Comey, se ha declarado "muy preocupado" por las nuevas características de seguridad de los teléfonos móviles. Comey asegura que entiende la necesidad de privacidad de los usuarios, pero que el gobierno debería poder acceder a los dispositivos móviles en casos extremos.
"Me gusta y creo firmemente en que tengamos que obtener una orden de un juez independiente para tomar el contenido del armario o del
smartphone de cualquier persona", comenta Comey. "La noción de que alguien pueda vender un armario que nunca se pueda abrir, incluso si se trata de un caso que involucra un secuestrador de niños y una orden judicial, para mí no tiene ningún sentido".
Las declaraciones del jefe del FBI llegan una semana después del lanzamiento de
iOS 8, cuyo sistema de codificación
hace imposible acatar cualquier orden de registro para acceder a datos personales. Este tipo de oposición pasiva a las demandas de las fuerzas de seguridad también se repetirá por parte de Google con el próximo lanzamiento de
Android L.
"Google está vendiendo Android de la misma manera: Compra nuestro teléfono y la fuerzas de seguridad, incluso con un proceso legal, nunca podrán acceder", continúa Cromey. "Llegará el día […] donde será muy, muy importante para las vidas de todo tipo de personas que seamos capaces de obtener acceso con autorización judicial a los dispositivos de un terrorista o un criminal".
"Solo quiero asegurarme de que tenemos un buen debate en este país antes de que llegue ese día. Odiaría que la gente me mirase diciendo, 'muy bien, por qué no puedes salvar a este niño', 'por qué no puedes hacer esto'". Comey asegura que es un "firme creyente del mandato de la ley", pero que "nadie en este país está por encima de la ley", una posición que los fabricantes permiten "de forma expresa" según el agente a cargo del FBI.