Al
principio NO (1997), ya que la compré a pachas con amigos, luego se la compré a ellos por dos duros, y en ese primer año con mi primera PlayStation casi todos los juegos que más me interesaban estaban en versión Platinum: Tekken, Tekken II, Ridge Racer, Ridge Racer Revolution, Resident Evil, etc. 3.000 pesetillas podía acumular en apenas 1 mes, lo que sumado a cumpleaños, santo, final de curso, navidades, etc, en donde mis padres me compraban un juego si iba aprobando el instituto, pues como que mis necesidades lúdicas estaban cubiertas; yo era FELIZ 😀
Pero claro; ¿qué ocurrió al poco tiempo? Que mis horizontes se ampliaron. Por poner el ejemplo más crítico: De tanto jugar en ARCADES por entonces me hice ULTRAFAN de la franquicia KOF en Neo Geo, lo que me llevó a indagar en el catálogo japonés de PS1 en busca de “metadona”, lo cual me llevó indefectiblemente hasta las tiendas de importación en donde sus avariciosos dueños me decían que si quería jugar a esto en mi PlayStation PAL:
Tenía que instalarme 1 chip en las tripas de la consola y pagar un pastizal extra por que me trajesen el juego desde Japón. Looo cuaaal me llevó a peregrinar por infames videoclubs en barrios bajos de Madrid buscando el mejor precio posible, loo cuaal me llevó a conocer a Jack SparrowS varios... Total, que al final lo más barato que encontré era uno por 5.000 pesetas. ¿Qué pasó? Que yo no tenía 5.000 pesetas, era 1 estudiante de insti menor y sin trabajo, así que no me quedó más remedio que recurrir a mi madre argumentándole que si me pagaba el famoso “chip” en adelante todos los juegos me costarían entre 500 y 1.000 pesetas.
Y así fue; cada 2 semanas tenía un nuevo juego ya fuese novedad, japonés, americano, o PAL. ¿Por qué yo, un muchacho sin recursos, iba a esperar más de 2 meses ahorrando para un juego, cuando podía tener 2 o 3 al mes? El colmo fue ya cuando en los Reyes Magos de 1999 cayó un Pentium II en mi casa con grabadora de CDs, convirtiéndome en el nuevo camello de mi bloque de edificios.
Afortunadamente a finales de ese año aterrizó este Ángel en mi casa purificándome de todo mal:
Coincidió con mi primer trabajo y pude comprarme todo original; estuve desde finales de 1999 hasta bien entrado el 2003 jugando religiosamente a la Dreamcast como mi sistema principal hasta que no hubo más que exprimir. Sí, paralelamente me seguía comprando algún juego de PlayStation de vez en cuando, le regalaba a mi hermana saldos de Nintendo 64 que yo jugaba con ella, coleccionaba algo de 16 bits, etc. Pero principalmente era fiel usuario de Dc, que fue la consola que me enseñó 1 orden y como se debía participar en esta industria con los productos de vanguardia.
Cuando finalmente me “mudé” a
PlayStation 2 allá por el 2004 ni se me pasó por la cabeza usar juegos piratas, pero sí que la chipeé para títulos de importación.
Resumiendo: NO, la piratería no condicionó mi compra de la PlayStation, pero sí que eventualmente caí en ella como casi todo hijo de vecino en la España de finales de los 90.