Takashi Sensui, jefe de la división Xbox en Japón, abandonará su cargo a finales de este mes. En adelante, el ejecutivo ocupará el puesto de gerente general de entretenimiento interactivo desde la sede estadounidense de Microsoft en Redmond, Washington.
Sensui se unió a las filas de Microsoft en 2002 y lleva dirigiendo la división japonesa de Xbox desde 2006. En el comunicado remitido a
Famitsu no transcienden las razones de su abandono, pero cabe suponer alguna relación con las malas ventas de Xbox One en suelo japonés.
Desde su
llegada a Japón el pasado septiembre, Xbox One ha conseguido colocar 38.461 unidades en el país oriental, de las cuales 23.562 se vendieron durante los tres días posteriores al
lanzamiento. Estas cifras ni siquiera llegan a igualar a las de Xbox 360, que colocó 62.135 unidades durante sus dos primeros días en Japón.
A modo de referencia, las plataformas locales Wii U y PlayStation 4 vendieron respectivamente 308.000 y 322.000 unidades en sus primeros dos días. Del mismo modo, el lanzamiento de One queda muy por debajo de las consolas anteriores de Nintendo y Sony.
El paso del tiempo tampoco ha ayudado a la máquina de Microsoft, que la semana pasada caía hasta las
776 consolas vendidas en Japón. En contraste, PS3 colocaba 4.324 unidades, Wii U 9.615 y PS4 12.430 durante la misma semana.
El fracaso de Xbox One se ha producido pese a la
estrategia compartida por el propio Sensui para atraer estudios japoneses hacia la consola americana. El pasado enero, el ejecutivo reconocía a Famitsu su deseo de "incrementar la cantidad de títulos para los jugadores japoneses", siguiendo la tendencia iniciada con
Lost Odyssey o
Blue Dragon.