Hace cuatro años apareció por sorpresa
un prototipo de PlayStation, una Super Nintendo con unidad de CD-ROM fabricada por Sony en colaboración con Nintendo. Durante todo este tiempo su propietario, Terry Diebold, se ha paseado con este Santo Grial de los videojuegos por diferentes exposiciones, pero ahora ha llegado el momento de sacar un rendimiento económico. El responsable de hacerlo será la casa
Heritage Auctions, que pondrá a subasta la consola el 27 de febrero de 2020.
La puja por esta Super Nintendo, totalmente funcional, no tendrá un precio de reserva (un precio mínimo oculto que el vendedor acepta). En declaraciones a
Kotaku, Diebold asegura que a lo largo del tiempo ha rechazado varias ofertas, incluyendo una de 1,2 millones de dólares que llegó desde Noruega. El vendedor afirma que después de dividir esta cantidad entre dos (padre e hijo), pagar los correspondientes impuestos y saldar todas las deudas, “terminaría prácticamente sin nada”.
Por parte de Heritage Auctions, se muestran totalmente convencidos de que la consola “se venderá y el mercado determinará su valor”. La compañía suele ofrecer un valor estimado para los artículos que ofrece, pero en el caso de este prototipo de PlayStation es particular ya que nunca se ha tratado de vender mediante una subasta pública. En cualquier caso, todo indica a que este unicornio en forma de consola se despachará por más de 1,2 millones de dólares y pasará a ser el artículo del sector de los videojuegos más caro de la historia.
La historia de cómo esta Super PlayStation terminó en manos de Terry Diebold es todo un clásico. En 2009 nuestro protagonista compró en una subasta una caja con propiedades de un antiguo ejecutivo de Sony Interactive Entertainment, sin saber que entre los artículos se encontraba el prototipo de la consola. La caja quedó guardada en un desván, hasta que en 2015 el hijo de Diebold la descubrió y mostró al mundo. Fue la primera vez que se pudo ver una Super PlayStation, que hasta entonces solo había aparecido en páginas de revistas.
Estamos ante un artículo extremadamente raro que se pondrá a subasta en una época donde el número de personas dispuestas a dejarse mucho dinero en videojuegos crece. No solo se trata de coleccionistas que pagan miles de dólares por una copia de
Stadium Events o
Super Mario Bros. para NES. Recientemente, un dentista que empezó a coleccionar videojuegos porque los cromos de béisbol le parecían caros,
abonó un millón de dólares por una selección de títulos con piezas únicas.