hanfri escribió:Más que honorífico, porque honor le queda poco, le cuadraría el Rey Demérito.
Te comento una cosa que aprendí cuando traté con compañeros que venían de erasmus, de otros países, en la universidad.
Los erasmus que vienen a España de Francia, Alemania, Italia, hasta Portugal, aprenden rápidamente una cosa de España: aquí está bien insultar y hablar mal de España, del rey, de los políticos, etc. En general hablar mal del país es algo aceptable socialmente y hasta le hace gracia a mucha gente. Ah pero si tú vas a Alemania, Francia, o Gran Bretaña, y te pones a
rajar de su gobierno o de su monarca (en el caso británico) a lo mejor tardan poco en recordarte que estás allí como invitado.
Entonces, viene un alemán, y empieza a decir que si tu país es una porquería, tu rey es esto, tu presidente del gobierno lo otro... en cambio su país es una maravilla.
Viene un portugués y dice lo mismo y además añade que la constitución de tu país es un porquería, en cambio la de su país una maravilla, etc.
Ante estas cosas, algunos se ríen y le dan la razón. Otros, como yo, nos ofendemos y le contestamos: oye si no te gusta mi país, con todo el respeto, te vuelves al tuyo que es tan maravilloso.
Pues lo que yo aprendí tratando con esos extranjeros es que mi país tiene muchos defectos y muchas cosas criticables pero es mi país y yo lo defiendo y no permito que vengan de fuera a burlarse, sobre todo cuando son invitados. De la misma forma que yo no voy a Alemania o Francia o Italia o Portugal a faltarles al respeto.
Lo primero que suele hacer uno de estos erasmus maleducados es insultar al rey. Ahí te pone a prueba. Sabe si eres un español que no tiene autoestima o si le vas a parar los pies.
Yo no digo que haya que ser monárquico ni ser un defensor del rey honorífico ni nada; pero sí digo que como español que soy, le reconozco su importante papel en nuestra historia contemporánea, dirigiendo la Transición, parando un golpe de Estado, y llevando el país por un camino que resultó positivo. Y no tengo por qué avergonzarme ante ningún extranjero porque ningún país puede dar lecciones a España ni de sacrificio, ni de derechos humanos.