Desde hace ya tiempo, los medios de derechas -especialmente el de su amigo Carlos Herrera-, aludían claramente al gobierno como el responsable de que Juan Carlos siguiera en el exilio. La traducción que yo hago de ésta situación es que muy probablemente se ha podido producir, digamos un pacto, entre el gobierno y la casa real, esto es: por una parte el estado se comprometería a hacer lo posible para "solucionar", "minimizar" (llamadlo como queráis), el marrón al rey emérito, al menos en lo estrictamente penal (como así ha sido pese a las irregularidades que escapaban al período de su inviolabilidad), y de esta manera queda salvaba la monarquía de una mancha que hubiera dejado muy tocada a la institución, pero tocada de verdad, no los escándalos a los que ya nos han habituado.
A cambio supongo, el rey Emérito debía estar fuera de España mientras durara el proceso, más que nada para que el gobierno de izquierdas no tuviera que pasar más vergüenza de la necesaria por tocarle al mismo la papeleta; especialmente bochornoso el tiempo que Hacienda le concedia a Juan Carlos (previo aviso vía prensa) para regularizar su dinero, ésto no se lo permiten a ningún otro ciudadano del país. De modo que así de opaco y subterráneo funciona el Régimen del 78, volviendo a justificar que muchos españoles lo sigamos denominando así.
Porque Imaginadlo por un momento, el rey Juan Carlos, el icono de la "modélica Transición" (que incluso su nombre aparece en la propia Constitución), humillado en el banquillo y condenado como tocaba, ¿a que no lo véis, verdad? Claro que no, definitivamente en este país hay instituciones y privilegios que, pase lo que pase, "no se tocan", y la monarquía es prioridad absoluta.
Ah, y no lo olvidéis, "la justicia es igual para todos", espero que al Emérito se lo incluyan en el epitafio.