A mí no me gusta el concepto de jurado popular. Cierto es que los jueces no viven aislados en un mundo paralelo, en una burbuja ajena a todo lo que sucede en el mundo exterior. Pero sí son, con certeza, las personas que menos se dejan llevar por la información de una corriente o de otra. La total imparcialidad no existe (no hay más que ver que los componentes de diversos Tribunales se dividen taxativamente entre progresistas y conservadores), pero su función, día a día, consiste precisamente en mantenerse lo más alejados de los extremos. Los ciudadanos de a pie no tenemos esa preocupación y la mayoría de nosotros tenemos ya unas ideas, unos prejuicios más o menos marcados que, al estar tan instaurados en nuestras cabezas, tendrán su peso a la hora de valorar las pruebas sobre las que hayamos de pronunciarnos.
No hay más que ver el caso de Camps. ¿Realmente el veredicto del jurado fue justo? O, sin ir más lejos (aunque geográficamente sí, me voy un poco más lejos), el caso de George Zimmerman. Ha sido un jurado popular el que lo ha absuelto de matar a Trayvon. ¿Es racional disparar a matar a un chaval que pasea encapuchado, sólo porque
crees que te va a atacar?
Con esto no pretendo decir que la decisión de un juez vaya a ser siempre la correcta, de hecho, me parece increíble que condenen a personas que luego son declaradas inocentes; pero los jueces son, sin duda, profesionales, y su profesión requiere, como he dicho, coger toda la información entre alfileres. Esa misión que marca la diferencia con respecto al resto de ciudadanos, para mí, es determinante para concluir que el jurado popular no tiene cabida en algo tan serio como es el juicio de DELITOS (no olvidemos que acudir al Derecho Penal supone acudir a la forma más grave que tiene el Estado de punir). Considero que el jurado popular supone un riesgo mucho mayor de equivocación al riesgo que presenta un juez (que, reitero, existe: los jueces no son infalibles).
Además, el jurado popular está facultado a intervenir en casos tan complejos como el de malversación de caudales públicos. ¿Creéis de veras que, como dicen por arriba, un espécimen de similar idiosincrasia el de un tronista o al de sus pretendientas puede valorar con un mínimo de racionalidad y conocimiento un caso tan enredado y enrevesado como el de malversación de fondos públicos?
melovampire escribió:Pues sinceramente creo que es una de las mejores cosas que tiene la justicia, me explico, simboliza el sentimiento delpueblo frente a un determinado suceso.
Y ellos solo dicen si lo envuentran inocente o culpable.me refiero y esto es un ejemplo. Un bombero vió como se incendiaba una casa mientras iba de paisano, rescato a un animal que moriría si no hubiera sido por la actuación del bombero... Pero además, la dueña para agradecerselo, puso una denuncia por allanamiento de morada.
Seguramente el jurado popular hubiera interpretado otra cosa.
Saludos
Cualquier persona con conocimientos de Derecho Penal verá que ese ejemplo concreto presenta un caso clarísimo de estado de necesidad (dos bienes jurídicos en peligro; para salvar uno tengo que dañar el otro). Un juez jamás podría condenar a ese bombero, ni aunque quisiera.