* Estafa a gran escala.
La estafa de Gowex ha cogido a todo el mundo por sorpresa. Además de
numerosos fondos internacionales y pequeños ahorradores que entraron en el valor atraídos por el imparable ascenso de su cotización en el MAB –llegó a capitalizar 2.000 millones de euros–, la compañía también llamó la atención de importantes fortunas familiares.
Desde miembros de la nobleza hasta empresarios de éxito, pasando por la flor y nata de las finanzas nacionales, las mentiras de
Jenaro García consiguieron engañar a todo tipo de perfiles, que ahora, con el colapso de Gowex y su
declaración de concurso, están confesando la pérdida que les corresponde ante la CNMV –Comisión Nacional del Mercado de Valores–, lo que está poniendo en evidencia el alcance de esta estafa.
Uno de esos nombres propios es
Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo, marqués de Villanueva, que entró en el valor en el primer trimestre del año, con una inversión valorada a cierre de marzo en 323.000 euros que, por aquel entonces, suponían el 5,08% de su cartera, ya que el patrimonio de toda la sociedad ascendía en esas fechas a 6,34 millones de euros.
Se da la circunstancia de que este noble, presente en Gowex a través de la sicav Peña Cabra, es suegro de José Ignacio Benjumea Díez, otro nombre propio del panorama financiero y empresarial español.
La flor y nata de las finanzasY es que la estafa de Gowex no entiende de clases sociales ni profesionales. De hecho,
dos de los banqueros más prestigiosos del país también son víctimas de este engaño. El que fuera número tres de Santander, Francisco Luzón; y el actual vicepresidente primero, Fernando de Asúa, han visto cómo las inversiones que realizaron en los últimos meses en la operadora han pasado a carecer de todo valor.
Santander Private Banking, gestora de sus respectivas sicavs familiares –Gozuri en el caso de Luzón, y Sualfer en el de Asúa–, comunicó ayer la decisión de valorar a cero sus inversiones, que ascendían a 105.271 y 50.048 euros, respectivamente, con el consecuente impacto en el valor liquidativo de la sociedad.
De hecho, la veintena de sociedades de este tipo, los cuatro fondos de inversión nacionales y los seis de pensiones que estaban presentes en el valor cuando colapsó, según los datos de Morningstar, deberán ir comunicando a la CNMV –Comisión Nacional del Mercado de Valores– el impacto que este fraude ha tenido en sus cuentas, siempre que este sea significativo.
¿Esto qué significa? Aquí la normativa no es exacta, pero sí tiene un impacto "significativo" en el valor liquidativo, se debe comunicar. Y según los ejemplos vistos, el 1% de la cartera es motivo más que suficiente.
Los dueños de Deliplus y Bosque VerdeEn el caso de ESM Novo, otra sicav gestionada por Santander, el peso que tenía Gowex al cierre del primer trimestre de este año –último con cifras oficiales– ascendía al 4,16%, ya que los 15.000 títulos que compró cuando la acción apenas valía 3,5 euros se valoraban entonces en casi medio millón de euros.
Este ejemplo recoge el
espectacular rally que ha vivido el valor en el último año, ya que pasó de valer poco más de 3 euros por título en julio de 2013, a casi 27 euros en marzo. Esta revalorización de casi el 700% hizo que la familia Úbeda Bellver viera multiplicarse su inversión como si del milagro de los panes y los peces se tratara.
Esta saga valenciana es uno de los principales proveedores de Mercadona, ya que a través del grupo Ubesol y de Laboratorios Maverick es el productor de Deliplus (higiene personal) y Bosque Verde (higiene del hogar), dos de las marcas más reconocidas dentro del conglomerado creado alrededor del imperio de Juan Roig.
Pero esto es sólo la punta del iceberg. Empresarios textiles, pequeñas fortunas anónimas y profesionales liberales de éxito figuran entre los estafados que deberán ir confesando sus posiciones ante la CNMV. Porque las redes inalámbricas de la operadora no conocieron fronteras.