El plan de negocio con el que el FROB está buscando inversores para el banco malo recoge que Sareb empezará a demoler a promociones a partir de 2016. El esquema establece una cronología de venta de los inmuebles terminados más líquidos y el alquiler del resto. En esta última partida se prevén unos ingresos de 1.412 millones hasta 2027.
La sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria (Sareb), el llamado banco malo que debe comenzar su andadura con el mes de diciembre, demolerá parte de las promociones inmobiliarias que compre a las entidades financieras que han recibido ayudas. Así consta en el plan de negocio con el que el FROB está tratando de captar inversores para la sociedad y al que ha tenido acceso CincoDías.
Los derribos se iniciarían a partir de 2016, el cuarto año de los 15 de vida que se han planificado para la sociedad. Será entonces cuando Sareb comience a gestionar a fondo las promociones a medio desarrollar que herede de la banca. Hasta ese momento, según detalla el plan de negocio, los esfuerzos estarán focalizados en la vivienda terminada.
El documento, distribuido entre la gran banca española y algunos fondos de inversión internacionales, se fundamenta únicamente sobre los 43.964 millones de euros -a precio de traspaso- en activos procedentes de las entidades ya nacionalizadas (Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia y Banco de Valencia), obviando los 15.000 millones adicionales que se espera que aporten el resto de entidades con problemas. Se trata, pues, de un universo de unas 89.000 viviendas y 13 millones de metros cuadrados de suelo.
La detallada hoja de ruta que contiene explica que durante los primeros seis a 18 meses, la comercialización estará centrada en los inmuebles terminados más líquidos, "sobre todo de segunda mano", situados en las provincias con mayor demanda.
Esperar para vender
"Sareb segmentará y priorizará" sus activos adjudicados para decidir "si se debe vender, invertir en él o mantenerlo en espera de mejores condiciones de mercado", expone el documento, que matiza que la sociedad no tiene fines "especulativos" y que "solo retendrá los activos líquidos con el fin de igualar el ritmo de absorción en un submercado y así evitar un impacto adverso en el mercado". Una de las preocupaciones fundamentales, esta última, de la llamada banca sana, llamada a invertir en la sociedad a la par que compite con ella al vender su propio stock inmobiliario.
Así, establece, los pisos acabados "se venderán -en carteras de activos o de forma individual, según corresponda- o se alquilará si esa es la estrategia más viable comercialmente". Una apuesta en firme la del alquiler que arrojará unos ingresos de 97 millones el primer año y acumulará un saldo de 1.412 millones de euros en los tres lustros de vida de Sareb.
A partir del año y medio de su puesta en marcha, el banco malo tratará de ir dando salida a la vivienda situada en zonas con "exceso de oferta" al mismo tiempo que promueve la venta de terrenos con planes de mercado en áreas donde haya poca oferta.
En cuanto a las promociones "inacabadas, o bien pueden ser vendidas tal cual o completadas si el planteamiento de negocio para hacerlo es suficientemente robusto", apunta la presentación, agregando que la sociedad podrá "invertir directamente" en su desarrollo o sellar "joint ventures" con otras empresas del sector.
Esta vía se abrirá a partir del cuarto año, en 2016. Entonces, "Sareb también tendrá en cuenta, en algunos casos, la demolición de inmuebles parcialmente construidos si esto mejora su posición". Una práctica que ya ha empezado a aplicar este año el banco malo irlandés.
El plan de negocio de Sareb estima, de hecho, que el coste de derribo ascenderá a 12 euros por metro cúbico frente a los 900 euros por metro cúbico que supondrá su desarrollo, más la inflación.
El turno de los solares situados en "zonas secundarias", un mercado prácticamente inexistente hoy por hoy, comenzará entre el tercer y quinto año, en el caso de los que ya cuenten con licencias de urbanismo y más tarde, a partir de sexto año en el caso de que no dispongan de ella. También ahí se valorará la venta de participaciones en promotoras. La inversión directa en el desarrollo de suelos o la firma de acuerdos con empresas que la lleven a cabo también está contemplada.
Negociazo. Compramos promociones ruinosas a medio hacer y encima nos toca pagar también la demolición.