Yo apostaría por un endurecimiento de las penas a maltratadores, así como por algunos cambios en el tema de las órdenes de alejamiento. Eso puede servir en casos más leves, pero todos vemos que está más que demostrado que al tio que realmente tiene intención de agredir a su pareja (y mucho menos matarla), lo último que le preocupa y le importa es que exista un papelucho en el que diga que no se puede acercar a menos de x metros. Es la estupidez más grande que se ha inventado si no va acompañada de otro tipo de medidas con las que controlarlo.
Pero de la misma forma, en el caso en el que se demuestre que una mujer ha presentado una falsa denuncia por malos tratos, se le debería aplicar a ELLA la misma condena a la que se habría enfrentado su pareja a causa de sus mentiras, aparte de la consiguiente indemnización por los perjuicios causados. Ya veríamos entonces si más de una cabrona de estas se lo pensaría dos veces antes de joderle la vida a un inocente a base de aprovecharse de las desgracias de otras mujeres que realmente sí que son maltratadas.
Este tema me viene bastante a cuento, ya que esta pasada semana mismo, mi novia me explicaba la situación en la que se encuentra el padre de un alumno suyo, por culpa de la tarada de su exmujer, que aparte de haber demostrado que pasa del hijo como de comer mierda, que no se corta en llevarlo descuidado en temas de higiene, alimentación, atención, etc... y de incluso haberse quejado no hace mucho ante ellas abiertamente, de la "putada" que le suponía que por ser la madre le "tocase" tener al niño más tiempo. Ahora parece haber cambiado de opinión al descubrir las múltiples "ventajas" de utilizar al crío para hacerle pasar un calvario al padre, chantajearlo, privarle de verlo, etc...
Sólo espero que se le gire la tortilla y la jodan como se merece en el juicio que tienen en breve. Al menos por parte de los profesores ya se han ofrecido al padre en hacer lo que esté en su mano para que ese crío vaya a parar a manos de quien realmente se preocupa y sufre por él y no de la zorra que sin trabajar, ni se "acuerda" de cambiarlo, ni ir a recogerlo ni ponerle un puto bocadillo para almorzar. Manda cojones que el pobre tío se tenga que escapar del trabajo para pasarles el almuerzo a las profesoras de estranquis y verlo a escondidas desde el otro lado de la valla a la hora del recreo como un puto delincuente.