Todavía no se ha sacado Cameron el Titanic de la cabeza, hoy he visto tres documentales seguidos del tipo recapitulando sobre la película, bajando al pecio, especulando si contribuyó al hundimiento que los platos de la cocina se moviesen de un sitio a otro o lamentándose de que tal lámpara que colgaba del techo se la llevó un ruso para venderla a lo mejor al Putin.