Google, la NASA y el fabricante de componentes informáticos canadiense D-Wave, pusieron en común toda su experiencia para lanzar el pasado mayo un laboratorio cuántico de inteligencia artificial. El ambicioso proyecto contempla diversas investigaciones, desde conocer la propia capacidad de la computación cuántica hasta los misterios del espacio. Todos los socios han mantenido el más absoluto secreto sobre el desarrollo y los objetivos del laboratorio. Hasta ahora.
Esta semana, Google ha roto el silencio sobre su nuevo supercomputador publicando un pequeño cortometraje que muestra las posibilidades de esta nueva tecnología. Google y la NASA explican que el ordenador cuántico podrá solventar problemas de optimización que hasta ahora superaban la capacidad de los ordenadores convencionales.
Los investigadores esperan que la arquitectura cuántica permita generar nuevas soluciones para medicina o ayuden a construir un modelo mucho más exhaustivo de nuestro universo. Las posibilidades son tantas que reconocen que la primera pregunta es qué investigar, “no sabemos cuáles son las preguntas que debemos hacerle a ese ordenador” dice Eleanor Rieffel de la NASA en el video. “Es precisamente lo primero que debemos entender.”
La supercomputadora, fabricada por D-Wave, opera a 512 qubits (lo que equivale aproximadamente a 171 teraflops convencionales en un solo chip) y su procesador debe mantenerse a temperaturas que rondan el cero absoluto. Google asegura que el desarrollo de este proyecto responde a grandes avances en este tipo de tecnología. Entre ellos incluyen averiguar qué algoritmos funcionan mejor en un entorno cuántico y comprender un fenómeno conocido como “entrelazamiento cuántico” que conecta varias partículas en un sistema aunque no haya conexión física entre ellas, el cual se presenta en este tipo de procesadores.
En aplicaciones más prácticas para el futuro próximo, Google espera poder analizar patrones con un gigantesco número de variables y desarrollar algoritmos optimizados para usar en computadores convencionales. Por ejemplo, esperan poder mejorar hasta el límite de los ordenadores binarios funciones como el reconocimiento de voz, motores de búsqueda en Internet, predicciones climatológicas e incluso el detector de parpadeo de Google Glass.
Esta nueva tecnología sugiere que aunque es probable que no lleguemos a ver pronto un procesador cuántico en nuestros
gadgets, sí que empezaremos a notar la influencia del cerebro que permite buscar “la solución óptima” para el software que utilicemos a partir de ahora.
El cortometraje, disponible en YouTube desde esta madrugada, ha sido dirigido por Jessica Brillhart y se estrenó en el festival
Imagine Films Science Festival el pasado viernes.