Georgia huele a Ucrania
Antes de hablar de Georgia, que en mi opinión, es el escenario en el que se está germinando la siguiente contienda, creo que habria que hacer un preludio para comentar el ambiente general en nuestra querida Europa.
Nos hemos instalado en el discurso de la propaganda. Se ha transmitido desde el ámbito de la política, hacia toda la gente, como un virus, por unos partidos mal llamados “socialdemócratas”, en franco retroceso desde que comenzó la guerra de Ucrania, aferrados al poder, y cuya estrategia de tierra quemada consiste en falsear, etiquetar, adoctrinar mediante los medios de comunicación afines, y establecer cordones sanitarios a partidos políticos adversarios que les resultan incómodos y que ganan apoyo popular conforme la socialdemocracia retrocede. El oasis de bienestar que proponen, ya se reduce a unos colectivos minoritarios que son su objeto de deseo electoral, y por los cuales pugnan con otros partidos de izquierdas mas radicales. A los demás solo nos queda pagar con nuestro dinero el generoso despilfarro de los iluminatti de la política socialdemócrata.
La intoxicación va a más, aquí en España desde el gobierno la llaman “la máquina del fango”, que, cosas de la vida, ellos mismos se encargan de esparcir como esporas pestilentes que hacen el aire irrespirable. No es casualidad que suya fuese la obsesión por las costosas y en ocasiones fracasadas “agendas verdes”.
En el mundo occidental, a los millonarios se les llama “magnates”. En el eje del mal, compuesto principalmente por China y Rusia, los millonarios son “oligarcas”. No hay pudor en usar la perversión del lenguaje para adoctrinar a las masas. Los independentistas catalanes iban mas allá, allí simplemente había buenos y malos catalanes, hasta que se dio la batalla judicial a los desmanes y desvarios de los dirigentes nacionalistas, que después echó por tierra con la amnistía nuestro equipo gobernante. Con una amplia sonrisa, y en aras de la reconciliación, claro. Los votos de los diputados amnistiados, van por debajo, nunca en primera página.
Con el escenario de Ucrania de fondo, se ha desatado la propaganda prebélica primero, y bélica después. Se comenzó por demonizar todo lo que oliese a cooperación económica entre la UE y Rusia en general, y entre Alemania y Rusia en especial y particular. Una vez iniciada la guerra, y fijado el papel del anticristo, que es Rusia, bajo el paraguas de la demonización a todo lo ruso desde los atriles convertidos en púlpitos de los mas destacados líderes políticos, se ha vomitado de manera contumaz una versión del inicio de la guerra que hasta a los mas indulgentes con los gobernantes, les sonaba a chamusquina. Paso a paso, a ritmo de cosas que no se iban a hacer y a los dos meses se hacían, se ha ido dilapidando no solo la credibilidad en los representantes públicos, sino también, en los medios de comunicación, que han sido totalmente serviles, y han actuado deliberadamente como máquinas de propaganda.
El siguiente y atrevido paso, lo dieron en Rumanía, donde se han anulado los resultados de una primera vuelta de las elecciones presidenciales, con la excusa de una supuesta negligencia por el uso partidista a favor de partidos supuestamente prorrusos, de una aplicación, como TikTok, que se usa para difundir videos cortos en formato vertical. Tal vez resulte muy obtuso mi planteamiento, pero aun hoy no acierto a comprender como desde una red social como TikTok, que es de una empresa privada, se puede influir en unas elecciones presidenciales de un país de la UE, que recordemos, es el oasis de la democracia. Cuando desde Bruselas, Von Der Leyen anunció que se iba a abrir una investigación para determinar si ha habido negligencia por parte de TikTok, me pareció que estaba asistiendo al clásico western de cuatreros. Solo que aquí, los que se autoproclaman como baluartes de la democracia, son precisamente los cuatreros.
En Georgia distinto escenario, distinto planteamiento, pero el mismo problema que ya se vió en Ucrania, si ganan las elecciones los partidos que aquí se les etiqueta como “prorrusos”, los gobernantes no son legítimos. La presidenta saliente, y perdedora de las elecciones, cacarea en los medios de comunicación afines que ella es la única presidenta legítima. Y nos reíamos de Venezuela, pero el mismo cáncer lo teníamos aquí mismo, y hasta que no nos devore desde dentro, no habrá ningún iluminado analista político que suelte la frase de costumbre: “no supimos explicarnos bien”.
La influencia de Estados Unidos, o de la UE, sobre los partidos “proeuropeos” es buena, según el discurso oficial, o bien, no se habla de ello, o simplemente no existe, son partidos que representan el ansia de libertad de la población. La supuesta influencia de Rusia sobre los partidos “proeuropeos” es tóxica, es la vuelta al pasado comunista, el mal absoluto.
El recuerdo del Maidan, blanqueado como “Euromaidan” de Ucrania de 2.014 se ha difuminado por completo, supongo que porque no interesa al discurso oficial. Ocho años mas tarde, de aquellas lluvias, estos lodos, la guerra. Y ya se prepara la siguiente, en Georgia, en un terreno abonado, donde ya hubo un conato en 2.008. No hemos aprendido nada. Ni de los maidanes ni de las primaveras de colores. Y solo han traido la guerra y la división.
A veces me pregunto si es necesaria tanta propaganda, tanta falsedad, y tanto adoctrimaniento de los medios para mantener el “oasis de libertad” que supuestamente es la UE, y que a todas luces, hace aguas cada vez por mas sitios, precisamente, por donde los políticos han hecho los agujeros.
Tal vez podría ser capaz de asumir que tanta estupidez es beneficiosa para nosotros si nos reportase algún beneficio, nos uniese, o nos abriese nuevos horizontes, pero en la práctica lo único que nos trae es despilfarro bélico, guerras, enemistades, polarización y división interna. ¿Vale la pena mantener el discurso?.
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), se anuncio el proyecto para conectar las grandes reservas de gas Catarí con Turquía pasando por Siria. No es casualidad, que Qatar Turquia y Arabia Saudí fueran unos grandes patrocinadores de los grupos rebeldes que combatieron a Al Asad. En contra parte, después de caer Al Asad se diluye el proyecto de conectar con gaseoductos Iran con Siria, pasando por Irak.
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