Reflexiones en frío sobre la conferencia de Microsoft.
Me voy a quitar un peso de encima antes de pasar a detallar otras cuestiones: la conferencia me ha gustado mucho. Me ha parecido bastante correcta en tono y con un ritmo muy ágil, con tiempo para la commedia en Crackdown 3 y los feels en Ori, que oposita con fuerza a juego más bonito del E3 y no será porque de direcciones artísticas fuera coja la conferencia.
Tiene sentido Xbox One X, desde el nombre hasta el diseño, pasando por retrocompatibilidad total con la familia Xbox: crece el ecosistema en el que Microsoft trabaja buscando resultados a medio plazo. Esta semana, como sabréis, una persona cercana a Sony, creo que un directvo pero en realidad ni lo sé ni me importa, decía que la retrocompatibilidad se pide mucho y se usa poco y al día siguiente salió un estudio de muy dudosa credibilidad (tanto que tuvieron que recoger cable muy pronto) que decía que apenas un 2% del tiempo de uso de Xbox One iba dirigido hacia la retrocompatibilidad. Como bien dijo Phil Spencer ayer, nada más lejos de la realidad: un 50% de las personas que tienen una Xbox One usa o ha usado la retrocompatibilidad, que recordemos que mejora los juegos y hará lo propio con los de la primera Xbox. Como digo, esta es una cosa que se obvia en exceso, pero que igual que el Play Anywhere (y ésta pesa mucho más, me temo) va enfocada a dar cuantas más opciones mejor al usuario. A este respecto, eché en falta 5 minutos de atención para el Game Pass, que a falta de un pequeño empujón podría asentarse definitivamente como buena plataforma de entrada para aquellos juegos que lo tienen más difícil para destacar y vender a espuertas.
Hablando ya de los juegos, y aún sin fiarme un carajo de Crackdown 3, Microsoft está a que le salgan bien Sea of Thieves y un par más de volver a arrancar con fuerza. El destrozo que se hizo con los estudios internos y la marcha de Remedy, que dilapidaba una de las dos ó tres sorpresillas que podía tener la conferencia (véase Alan Wake 2, Borderlands 3, Halo 6 en forma de teaser o un sustituto en el catálogo para un Scalebound que pesó lo suyo se tenía que notar por algún lado.
A mí me gustaron el 90% de cosas que mostraron, y algunas como Metro o Anthem me volaron la cabeza lo suficiente como para querer la consola en la que mejor deberían correr los multiplataforma con diferencia, pero creo que faltó un golpe de efecto final que redondeara la conferencia e ilusionara para el futuro al posible comprador de Xbox One X, que ya que no lo dije antes me parece preciosa y el hardware que lleva dentro promete ser una bestia de la que a buen seguro veremos más cosas en futuros eventos y que necesita un E3 potente con medio añito en la calle a sus espaldas.
Como digo, la conferencia me dejó satisfecho como fan de Microsoft y también como posible comprador de Xbox One X: nada de eso va a cambiar, me temo, salvo que Microsoft se vaya a la quiebra y no creo que vaya a ser así.
Mención especial para el apartado artístico de la mayoría de juegos independientes que presentaron, que me pareció muy bueno y en cierto modo refrescante. Muchas ganas de ver el Dragon Ball en la calle o de jugar, por fin, un juego con Egipto como protagonista.
La conferencia de Bethesda no la he visto, pero que no hayan enseñado The Elder Scrolls VI me parece un poco no querer sorprender a la gente. Nos quedan Ubisoft y Sony para las sorpresas, tanto en los muliplataforma como en los exclusivos en el caso de Sony, que a poco que lo haga como sabe se volverá a llevar a la opinión pública.