Si algo ha demostrado el mundo durante el siglo XX y este es que el peor enemigo de la comunidad internacional no son los dictadores sino las ideas extremistas. No quiero decir que los dictadores no sean una plaga que debería ser erradicada de la faz de la tierra cuanto antes mejor, por supuesto que sí. El señor Sadam Hussein es un dictador y como tal debería ser extirpado al igual que tantos otros que pervivieron durante años haciendo trisas sus pueblos y que aún perviven en el mundo (y muchos de ellos con el respaldo de la nación “más justa y libre del mundo”, hablo, evidentemente, de Estados Unidos). Pero estos dictadores se caracterizan por limitarse a masacrar a su pueblo o a etnias que viven en sus países y contra las que destinan todo su odio, no por ser peligros para la comunidad internacional. El señor Sadam Hussein nunca destinaría su esfuerzo a atacar con armas de destrucción masiva el mundo occidental, el único error de este dictador fue invadir Kuwait para así hacer frente a la crisis económica que vivía Irak, pero de ahí a compararlo con Hitler es, permítanme decirlo, de locos. A algunos se les olvida recordar que Hitler fue elegido democráticamente, no era, pues, un dictador, sino que fue elegido en las urnas por los alemanes al igual que el señor Bush, que Sharon o que Aznar. ¿Qué diferencias hay pues entre Bush, Sharon y Hitler? Las diferencias solo son en las formas, no en el fondo, los tres se caracterizan por manejar una política militar llevada al máximo extremo al igual que las ideas radicales que defienden. Hitler quiso dominar Europa, Bush quiere dominar el mundo a su forma, y Sharon erradicar al pueblo palestino, pero de una forma lenta para que no pueda considerarse un genocidio.
El señor Sadam Hussein es, frente a estos tres, un santo, pues a pesar de ser un dictador y someter a su pueblo a las más viles bajezas, así como masacrar a otros como los kurdos, su principal objetivo, al igual que la gran mayoría de los dictadores, es ser adulado por su pueblo, construyendo cientos de palacios y poniendo su foto en cada una de las casas y edificios iraquís.
Y la guerra del señor Bush que erradicará al dictador no llevará al pueblo iraquí a la libertad y la democracia, tal como nos quieren hacer creer. Lleva al extremismo a través del odio a un país que se adjudica la batuta de Dios del mundo sin que nadie lo haya designado así. ¿De donde surge el 11 de Septiembre sino de una política de acoso constante de EEUU al mundo árabe a través de su apoyo incondicional a Israel y su masacre, y considerar todo lo islámico como algo demoníaco? ¿Qué pasará, pues, tras el sometimiento militar que Bush pretende para Irak? Nada de lo sucedido hasta hoy en la historia del mundo, desde que los Estados Unidos se convirtieron en primera potencia mundial, me lleva a creer que esta guerra llevará la paz a la zona, todo lo contrario, generará más odio, más violencia, más pobreza y un día, no serán las torres gemelas lo que caigan, sino algo mucho peor. Porque sólo los países que viven por y para las ideas que los Estados Unidos defienden tienen el derecho a vivir en paz, si no, si el país es comunista o islámico (y por tanto no propugna el capitalismo y la globalización) sólo tiene derecho a morirse de hambre o en todo caso a que le caigan 3.000 bombas, inteligentes eso sí, sobre sus cabezas. Y por último cabe añadir que ni siquiera Dios castiga preventivamente al pecador antes de que peque.