Hoy estuve recopilando algunos recuerdos que giran alrededor de mi experiencia con la halitosis ajena.
La halitosis se refiere, básicamente, al mal aliento. Normalmente se tiene mal aliento por la mañana, o despues de un resacón, despues de tragar 3 kilos de ajo, etc. Yo intento hablar de una alitosis que, además de crónica, era algo más pronunciada, más notable a la distancia de 2,50 metros.
Al principio esto es desagradable. Molesta al respirar, y da como una connotación negativa de la persona, un prejuicio, una meta falacia. Es decir, la persona afectada puede ser maravillosa, amable, honrada, atractiva y demás, pero una pronunciada halitosis comienza a restarle puntos. Si uno se esfuerza en reconocer el mal aliento como una cualidad más de la persona, y no un defecto, cambian las cosas. Cambias tu definición de "bien" y de "mal". Aprendes incluso a apreciar que te eche el aliento en la cara por la mañana después de innumerables chupitos. Si amas a la persona, amas su repugnante aliento de putrefacción, y con el más ligero olor de su aroma esofacal tienes asegurada una erección y un porcentaje variable de tu ropa interior manchada de líquido preseminal. Eso es amor. Así se ama a la persona, al hombre, a la mujer. Por lo que da vida y por lo que da muerte. Por lo bello y por lo vomitivo.
Cuando amas, deseas relamer y digerir cada milímetro de esa boca, de su dentadura en decadencia, su sucio orificio maloliente, cuan fosa séptica, mientras le haces el amor con toda tu pasión.