Transición, contraataque y nunca posesión
Dicen que el Arsenal es un equipo de toque y posesión. Puede que sea verdad pero esa no es una fortaleza. Tratar bien la pelota no significa repetir pases ni tampoco abusar de la posesión. El Arsenal es un equipo vertical, muy pocas veces vuelven a empezar ya que la jugada acaba y empieza, por eso es vital Cesc Fábregas. Bate líneas y genera superioridades, limpia la jugada y le da espacio y tiempo a sus compañeros. En su ausencia, el Arsenal se queda sin ideas, no es un equipo que tenga un juego de posesión mecánico y cuando no dan con la tecla a la primera se traban. Quieren ser el Barça o el Ajax pero viven contagiados por el estilo inglés, una paradoja más si su entrenador es francés y no hay jugadores ingleses significativos desde hace muchos años en la plantilla.
Cuando se busca recuperar el balón y salir con posesión tras un primer pase bueno, cuando el portero no inicia en largo y busca a sus laterales, tendemos a creer que el fútbol es de toque y posesión. El Arsenal hace fútbol inglés pero desde la triangulación y la calidad técnica, como elemento diferencial para evitar desbordes individuales.
Es un fútbol atractivo, elegante pero que vive de las oleadas. Cuando están metidos en campo contrario es complejo salir, cuando empujan estás expuesto, la diferencia es que el Manchester United lo hace con centros y remates, el Chelsea con el juego directo con Drogba más segunda jugada, y el Arsenal es con la triangulación y el pase corto. No dan respiro a la jugada pero sufren la condena de su propio estilo. Sacar partido a ese fútbol de toque es más sencillo con espacio que hundiendo al rival contra su portero, por eso este Arsenal es letal con espacio, saliendo rápido a la contra que cuando hace del partido un monólogo.
En Europa es otra cosa. Salir del Emirates o de Highbury pone de manifiesto el estilo verdadero. Subir la línea arriba y apretar es quedar expuesto. Esperar y salir siempre es más sencillo, esperar el momento adecuado para tirar de contra.
En el partido de ida no escondieron que su fútbol era el repliegue 1-4-4-1-, una variante del 1-4-2-3-1 de fase ofensiva. Se esperaba a Arshavín de titular y jugó Bendtner. Al danés le quedó muy lejos la portería contraria. No meter a un velocista como Arshavín le dejó sin intimidación a la espalda, el Barça respiró tranquilo y apretó como no lo había hecho nunca.
Pasan los años y Wenger no cambia
Tiene una prensa excelente y no seré yo quien critique a alguien diferente. Siempre estoy con los que proponen con balón; esto unido a la intensidad hace que el fútbol sea un espectáculo. En el Camp Nou necesitan un gol, tienen muchas ausencias y una bala, Walcott. También debilidades, Campbell puede ser titular. Wenger hizo todo y más para no sacarlo en el Emirates. En la vuelta sólo queda apostar por Song como central pero este no tiene sentido colectivo de línea y es habitual verlo perdido y habilitando a rivales en el achique o en el repliegue.
Como en la ida, ahí está el partido. Reducir el partido a un Campbell – Márquez puede ser una manera sencilla de entender los planteamientos sin perder la referencia de que el fútbol es un juego colectivo. Es día de equipos pero noche de entrenadores. Cuando ruede el balón será el momento de los jugadores, el objetivo es machacar la debilidad del adversario, el que lo consiga estará en semifinales.