El martilleo en cada rueda de prensa, en cada aparición pública, en cada artículo de la 'central lechera' ha surtido el efecto deseado. El Real Madrid tiene carta blanca para patear indiscriminadamente y sin piedad a los rivales y encima aparecer como víctima ante el mundo. José Mourinho sabe que esa es la única manera de no ser vapuleado por el Barça y es consciente que necesita la 'colaboración' de los árbitros. A base de ponerlos en tela de juicio y a los pies de los caballos se ha ganado su permisividad, con tal de no oírle después bramar en la sala de prensa. Pase lo que pase, el Barça siempre va a contar con la ayuda arbitral, aunque sus futbolistas acaben el encuentro cosidos a patadas.
Eso es lo que ocurrió el domingo en el Santiago Bernabéu. Que el Real Madrid acabara con once futbolistas sobre el terreno de juego fue de juzgado de guardia. Claro, que si Fernando Teixeira Vitienes hubiera aplicado el reglamento al pie de la letra, el escándalo que hubiera armado Mourinho hubiera dejado en una nimiez su 'rajada' después de la ida de las semifinales de la Champions League. Ahí, como muy bien dijo Pep Guardiola, el portugués ya ha ganado la batalla.
Consciente de que sus futbolistas, para ser expulsados, deberán salir con un revolver, Mourinho ordenó la caza sistemática de todo lo que fuera vestido de blaugrana. Desde el primero al último minuto. Es la única manera de arrebatarle el balón a esa orquesta de solistas que aglutina el Barça. 26 faltas por 14... y las que Teixeira se dejó por el camino.
Pepe, Khedira y Marcelo camparon a sus anchas. Incluso futbolistas de toque como Xabi Alonso se ven obligados a derribar a cada rival que pasa por sus dominios. El portugués repitió la entrada salvaje sobre Dani Alves que le llevó a los vestuarios antes de tiempo en la Champions League. Quizá para demostrar que aquello no era roja. Y se salió con la suya, puesto que Teixeira ni siquiera le mostró la amarilla. Ya en la recta final le pegó una patada en el estómago a Pedro con el juego parado y al ir a despejar el balón con su habitual y desmesurada contundencia. Cerró su actuación con otra agresión a Keita. ¡Y se fue sin ver tarjeta!.
Marcelo pisó a Messi, le dio una patada sin balón a Alexis y zancadilleó por detrás a Pedro en el área. Ni penalti, ni cartulina amarilla. Pero lo más asombroso es que Khedira acabara el partido tras propinar una patada de kárate con los tacos por delante a la cara de Abidal. Lo mismo que hizo el holandés De Jong sobre Xabi Alonso en la final del mundial y fue demonizado por la 'central lechera'. En el Bernabéu, ni cartulina. Después de todo eso, Mourinho y Karanka siguen apuntando al 'Villarato'. Indecente.
fuente:
http://www.sport.es/es/noticias/barca/2 ... 8772.shtml