Eso es lo malo, que a pesar de todo seguiré con esta maldita droga, por más que sepa que me consume el ánimo.
El problema es que nosotros querremos sanear las cuentas incluso cuando la deuda esté al cero absoluto porque tenemos al frente del club a un tío que no entiende de sentimientos, sólo de números. Está bien por un lado, porque hacía falta, pero digo yo que tampoco pasaría taaaaanto si levantáramos un poco el pie del acelerador...
A veces pienso que preferiría ser más pobre y no entrar en Champions si luego ganamos alguna Copa o alguna Europa League cada varios años, algo que llevarse a la boca, pero fijaos cómo está la cosa que celebramos ser terceros... ¿para qué? Para sanear cuentas y durar lo que se pueda en Champions para ganar más dinero antes de pegarnos otro hostión de los varios que nos llevamos cada año. Es que ni un caramelito, lo que dije el otro día... No, sólo dejar de ser pobres (que ni eso conseguimos). Entonces, ¿para qué seguimos viendo los partidos? ¿Para sufrir? ¿Para aburrirnos? ¿Para añorar épocas que ya nunca volverán? Por eso a veces me lo planteo tan seriamente... Ser del Valencia me supone un 95% de sufrimiento y un 5% de alegría efímera, y sinceramente no me compensa. Pero aún aguanto, aún sigo viendo todos los partidos, aún tengo mi habitación plagada de escudos del equipo... lo que no sé ya es por cuánto tiempo.
Y ahora más o menos aguantamos el temporal precisamente por quedar terceros, aún tenemos que dar gracias, porque este año, cuando no entremos en Champions, y ya veremos si incluso no entramos en Europa League... sálvese quien pueda.