Un Monster Hunter sin multijugador, fantástico y en tierras medievales. Así podríamos definir a Dragon’s Dogma, pero aún nos quedaríamos bastante lejos de sintetizar la esencia de un título con espíritu “offline” pero características “online”. Vive una aventura en solitario, pero con compañeros creados por otros usuarios, en un videojuego donde Capcom experimenta con el poder de las aventuras de sabor rolero.
En esto de las aventuras con varios personajes simultáneos, no es que Capcom sea una primeriza. Primero fue la fiebre de Monster Hunter, y más tarde el furor “shooter” de Lost Planet. Ahora, sin casi tregua desde que hayamos podido descansar de aventuras cooperativas, llega Dragon’s Dogma, un videojuego que mantiene las bases de sus predecesores espirituales, aunque añade otras nuevas como, por ejemplo, su interés por desmarcarse al no emplear un enfoque multijugador.
Por el contrario, Hiroyuki Kobayashi (producer) y compañía pretenden ofrecernos un mundo abierto de fantasía con entre 30 y 100 horas donde jugaremos siempre en solitario, recorriendo un mundo realmente enorme con la única ayuda de un héroe -al que controlaremos- y sus tres acompañantes, gestionados por inteligencia artificial.
Pero no una IA cualquiera. Si bien el primero de nuestros acompañantes -conocido como “peón”- estará generado por nuestra propia mano (incluyendo su personalidad, moldeada en base a cuatro sencillas preguntas), los otros dos los cogeremos, o bien de los cientos de NPCs (Non Playable Characters) que pueblan nuestro entorno, o bien de los “peones” que creen otros usuarios. Y he ahí la gracia del enfoque online del título, ya que podremos encontrar en nuestra partida -concretamente, en el área online conocido como The Rift- las creaciones de la comunidad de Dragon’s Dogma, dando lugar a un concepto de interconexión tan desconocido como atractivo.
¡Vengan a mí tus peones!
A muchos desconcertará conocer que una de las mayores características del título sea la de tener en nuestro grupo a personajes creados por otros jugadores, pero lo cierto es que Dragon’s Dogma es mucho más. Así hemos podido comprobarlo desde Londres, donde se nos ha dado a conocer la grandeza de un proyecto que nos pone en el papel del Elegido, un héroe despojado de su corazón para ser después salvado y posteriormente abocado a buscar el dragón que intentó matarle.
Una epopeya, en definitiva, que nos llevará por un mapeado ciertamente inmenso, que comenzó en nuestra partida visitando una ciudad donde se nos comentó que más de 200 NPCs hacían su vida, incluso dependiendo de la hora del día. Es decir, un grado de complejidad a la vanguardia, con habitantes que van y vienen, paseando y refugiándose en sus casas de los peligros cuando cae la noche.
Por supuesto, como en cualquier juego con tintes roleros que se precie, el juego de Capcom incluye todo lo necesario para el viajero aventurero, desde lugares para comprar ítems hasta aldeanos que nos proponen “quests”. Unas tareas que los responsables de la demostración nos aseguraron que podían acumularse, e incluso completarse en el orden que prefiriéramos. Y partimos hacia una de ellas: acabar con un temible y gigantesco “Golem”.
Fue en este momento cuando los responsables nipones nos dejaron vislumbrar las virtudes de un sistema de batalla sencillo pero a la vez efectivo, con dos botones dedicados al ataque (fuerte y débil), así como un tercero destinado al salto. La fijación de objetivos también se ha contemplado, e incluso tendremos una barra de resistencia que nos impedirá correr o atacar -entre otras acciones- de manera ilimitada (obligándonos a pararnos para recuperar el aliento en más de una ocasión).
Asimismo, es un paso adelante que en este tipo de juegos seamos capaces de asignar múltiples objetivos durante las contiendas (en este caso, con un arco mágico podíamos disparar flechas sobre los distintos puntos débiles del “golem” de forma simultánea). Sin embargo, de lo que más se vanagloriaban los desarrolladores era de haber integrado la acción de agarrarnos y subirnos a enemigos gigantescos, como si de Shadow of the Colossus se tratara. En palabras de Hiroyuki Kobayashi: “Queríamos que te sintieras realmente luchando contra gigantes, y por ello incorporamos la función de subirte a ellos para atacarles”.
Quedó en nuestra retina la estampa de varios de nuestros compañeros subidos al “golem”, intentando hacerle caer, mientras el presentador del evento intentaba darles órdenes mediante la cruceta del controlador. A este respecto, va a ser posible decirles que ataquen un objetivo, que huyan o que vengan para auxiliarnos. Todo mientras escuchamos sus conversaciones, dan información sobre los enemigos o incluso piden nuestra ayuda. Son compañeros de IA competentes, no perfectos (tendremos que ir a levantarlos en más de una ocasión), pero aún así complejos, lo suficiente como para que los podamos mejorar.
De hecho, si nos las ingeniamos para crear un grupo fuerte, deberemos preocuparnos mucho menos por las batallas, siendo una gran alternativa para los usuarios menos habilidosos. Por supuesto, muchas veces podremos escapar de las “quests” (en este caso, y debido a la fortaleza del “golem”, tuvimos que hacerlo), dándonos a entender que teníamos mucho que mejorar, aumentando de nivel o mejorando las armas.
Todo lo que sea necesario para crear un personaje a medida, algo que, por cierto, estará asegurado en Dragon’s Dogma. En efecto, uno de los mayores atractivos del título es que nos permite crear un héroe desde cero en base a un potente conjunto de herramientas. De esta forma, es posible escoger entre varias clases (un luchador basado en el ataque, un mago enfocado en el uso de magias o un “strider” especialista en ofensivas a distancia), las cuales podemos hacer evolucionar, en función de nuestro estilo, hacia otras posibilidades: guerrero, asesino, ranger, arquero mágico, hechicero...
Asimismo, se pone a nuestra disposición un editor de personajes para controlar al detalle aspectos como la voz, la altura, la edad, el peso, la musculatura, la cara, el peinado y otros detalles (como las cicatrices) para crear el héroe de nuestros sueños. Y no es una forma de hablar, porque es unos de los editores más potentes y completos que hemos contemplado hasta la fecha. Sabemos que hay otros títulos donde, por mucho que nos empeñemos, las creaciones terminan asemejándose entre sí, pero no es el caso del producto de Capcom.
Unas creaciones que, hay que dejarlo bien claro, aparecerán en tiempo real durante todas y cada una de las secuencias de juego. Un detalle a tener en cuenta, sobre todo si consideramos el tamaño del mapeado (con una distancia de dibujado loable) y que todo opera en absoluto tiempo real (con sombras dinámicas que van alargándose con el paso del día). Por todo ello, y porque promete convertirse en un juego de aventura diferente -muy a pesar de que todavía no comprendemos el hecho de que no incorpore multijugador-, Dragon’s Dogma podría convertirse en una excelente alternativa para los amantes de la aventura cuando aparezca el 27 de marzo en Xbox 360 y PlayStation 3.