Pues yo voy a ir a contracorriente y aplaudir lo que ha hecho Mateu con Alba. En el fútbol hay un grave problema de jerarquía y lo que no puede ser es que los jugadores se sientan como dioses y con el derecho a hacer lo que les plazca ya que están apoyados por una legión de fanáticos en el campo. Todo esto viene de muy atrás, pero para resumir...
Los jugadores de equipos con aficiones grandes (y no hablo de Barça o Madrid, sino cualquier equipo de primera división e incluso segunda) en el campo se creen los reyes del mambo. No todos, siempre hay excepciones y jugadores honorables, pero son muy, muy pocos. Incluso los que son nobles terminan siendo "arrastrados" por la falta de deportividad patente en todo lo que rodea al fútbol.
Y una prueba de esto es algo que a mi me parece inaudito y sencillamente impensable en el resto de deportes civilizados: cuantas veces hemos visto que el jugador del equipo local ha metido una patada, codazo... algo que ha hecho mucho daño al rival, haciendolo sangrar o lesionarse. ¿Y cual ha sido la reacción del público? Silbar al jugador que ha recibido el leñazo y silbar aún más fuerte al árbitro si decide ya no hablo de expulsar, simplemente de pitar falta o amonestar. ¿Cuantas veces ese jugador ha vuelto al campo y ha sido silbado cada vez que tocaba el balón? Y todo por recibir un ostiazo, ¡como osa!
Hablamos de que los jugadores aunque hagan aberraciones sobre el campo o fuera de él, van a seguir recibiendo el amor incondicional de una legión de fanáticos. Por poner dos ejemplos claros, Stoichkov sigue siendo amado entre los culés después de pisar a un árbitro y autoexpulsarse 6 meses de la competición o Pepe después de patear a un tio en el suelo (que podía haberle hecho mucho daño si da mal la patada e impacta en el cráneo) aparte de luego puñetazos a otros por atreverse a recriminarle la acción. Solo dos ejemplos de lo que la afición fanática inculca a sus hijos.
Esos hijos luego muchos juegan a fútbol federados. Son esos mismos niños que arbitro y que tienen en sus ídolos su espejo donde mirarse. Esos niños que en 2012 cuando marcaban un gol se señalaban el muslo como CR7 o esos niños que ahora celebran sus goles besándose los dedos de la mano derecha como Suárez. Eso es muy bonito, hasta que escuchas desde la grada al padre inculcando valores dignos de un macarra a su hijo o donde el niño, en su inocencia, imita lo que ve. ¿Y que ve?
Lo más suave que ve es protestar TODO al árbitro. Lo más suave que oye es que el árbitro es malo y el rival es el enemigo. Que lo importante solo es ganar. Ellos hacen exactamente lo mismo jugando. Si llegan a destiempo, muchos ni se disculpan e incluso te protestan. Y pobre de ti como le amonestes para demostrarle que esto no puede hacerse, porque eres poco menos que Satanás haciendo llorar al crío. Esto hasta infantiles no suele pasar de ahí, pero a medida que crecen va siendo peor, especialmente en aquellos jugadores que no tienen un futuro demasiado brillante en el fútbol y donde el "todo vale" cada vez cobra más sentido. Los partidos de cadetes para arriba pueden llegar a ser verdaderas batallas campales.
¿Y que tiene que ver todo esto con lo de Jordi Alba? Pues aunque no parezca que mucho, realmente este pequeño detalle si se aplicase mucho más, algunas cosas poco a poco cambiarían. No es nada lógico que un jugador, y menos un profesional que cobra millones de euros por hacer esto proteste airadamente un puto saque de meta que encima era. Y aún menos lógico que una vez amonestado siga haciendo aspamientos y enviándole recados al árbitro a 10 metros. Cuando los jugadores son amonestados, se creen intocables durante ese rato por el típico pensamiento de "ahora no me va a sacar otra amarilla, no se atreverá". Pues mira, esta vez se ha atrevido. Si esto lo hicieran todos los árbitros (cada vez que menoscaban su autoridad, amonestar) habría menos protestas. Esa reducción de protestas generaría que el público estuviese un poco más calmado y no fijándose tanto en el árbitro (mirad cuantas veces hay faltas o lances del juego que cuando ocurren el público se queja con un tono habitual, pero es rebotarse el jugador y de repente el público se pone a chillar como loco impulsado por la reacción de su santo jugador). Se evitarían los "corros de la patata" y la protesta como norma en cada falta o acción que ocurre en el campo, así enervando algo menos al público. Soy de los que cree que de pequeños cambios se puede conseguir algo bueno.
Y el último problema llegaría con la prensa. Hacer como norma lo que ha hecho hoy Mateu, con la prensa, es tarea titánica actualmente. La prensa de bufanda ya se encargaría de, cada vez que expulsan a un jugador de su amado equipo, poner de hijo de puta para arriba al árbitro con los argumentos habituales: "es que no se puede cargar un partido por eso" "es que así se expulsarían a todos los jugadores cada partido" "es que hace 23 años y 3 meses el jugador de mi rival hizo algo peor y no recibió amonestación siquiera" "es que la señora de la limpieza me ha dicho que todas las manos son amarilla"... Quizás quien se carga el partido es el jugador que no para de protestar y olvidarse de jugar a fútbol para intentar conseguir una ventaja arbitral. Quizás deberíamos dejar de fijarnos en si CR hizo un gesto hace un mes o Messi hizo otro hace 3 años. Quizás debieramos recordar que esto es un deporte y que a los amantes del fútbol, seamos aficionados, jugadores o árbitros nos une más de lo que nos separa. Y mientras en el Rugby hay árbitros que se quedan en el tercer tiempo junto a los jugadores de ambos equipos tomando algo, en el fútbol hay que salir escoltado de muchos campos y los jugadores de ambos equipos bien separados no vayan a sacarse los ojos.
PD: Siento el tochazo y el desahogo.