Bueno, señores, ya terminé el juego. Tuve que empezar la partida otra vez (cagándome en Konami, eso sí), pero esta vez pude pasar el fatídico punto en el que se me jodía la partida. Se me estropeó otra vez, pero ya había guardado. Así que finalmente pude disfrutar del final del juego. A Hideo Kojima se le va la olla, es verdad, pero también sabe como ponerle el colofón a una historia bien contada, amén de que en esta entrega el carácter "sentimental" (por llamarlo de algún modo) es más acusado. No me esperaba el nudo en la garganta que se me formo con el final del juego. Me ha llevado más de lo que pensaba, pero ha merecido la pena. Chapeau, Konami, Kojima y Snake.
Saludos,