Los chicos del diario Ole ( si aquellos de Candidatos joder
)
le meten bien duro a Holanda
LA NARANJA PODRIDA
Lejos de su estilo histórico y a pesar de sus buenos pies, Holanda eligió pegar y sólo por el juez no terminó con menos.
No faltó ninguno. O sí, Stekelenburg, el arquero. Aun más increíble hubiese sido que hasta él pegara una patada. Pero de eso se encargaron sus compañeros. Todos, hasta los que entraron, cometieron al menos una infracción. Muchas, groseras. Como la de De Jong a Xabi Alonso, descalificadora, casi criminal: voladora al pecho. No hay otra forma de llamarla. El volante de Holanda cometió sólo esa falta. Sí, la peor de todas. Y la que mostró la cara de su equipo en esta final: una Naranja podrida.
Claro que no sólo fueron las 28 infracciones cometidas en este partido. Fue la brusquedad. O, si se quiere, la actitud agresiva. Desde un comienzo Holanda quiso ensuciar el partido, embarrarle la cancha a España, cortar con faltas sistemáticas al equipo que mejor juega a esto llamado fútbol. Si se excedió, si hasta el minuto 109 (cuando se fue expulsado Heitinga) se mantuvo con 11 hombres, fue sólo por la permisividad de Howard Webb, el árbitro inglés.
La pregunta que se impone, entonces, es si fue una estrategia premeditada o si no encontró otra forma de frenar a España. En realidad, hay varios indicios que se acercan a lo primero. Que el equipo holandés, con una buena cantidad de jugadores técnicos, no haya ni siquiera intentado jugar de igual a igual es un síntoma claro de que el partido fue planteado desde otro lugar. El otro síntoma fue la irritabilidad de sus jugadores. Más allá de la patada descalificadora de De Jong, ya a los 21 minutos hubo una de Van Bommel (el que más pegó: cinco) a Iniesta que también era para roja. Es más, desde Robben hasta Sneijder, por citar a dos que saben con la pelota, se la pasaron protestando. Y el 10, el hombre del Inter, hasta merecía amarilla por una falta fuerte a Busquets.
¿Fue una sorpresa esta actitud de Holanda? En parte sí, porque tiene futbolistas para jugar de otra forma. Pero hasta esta final, había sido el equipo que más faltas cometió en el Mundial (con 98). Y ayer lo mantuvo. O sea: ya venía con predisposición al roce. “Fue un partido bronco, difícil. ¿Si hubo demasiadas patadas? Nos han hecho sufrir mucho”, dijo Del Bosque. Su equipo no sólo fue campeón del mundo: también ganó el premio FIFA al Fair Play. La diferencia está a la vista.