A mí la intervención de Pablo Iglesias me pareció estupenda, sobre todo por ver cómo por fin va alguien allí, al que es el antro del mal de este país, a decir unas cuantas cosas claras. Espero que no matice luego como hizo con lo de la cal viva, que estuvo muy bien cuando lo dijo y luego trató de suavizarlo con chistecitos.
Eso sí, la parte en la que pone a Rivera de inculto político no me parece bien. No porque sea mentira. Es obvio que Rivera tiene otros intereses, y si no, que le pregunten a su amigo Kant, pero esos ataques de politólogo pedante que a veces le dan a Pablo Iglesias, en los que se pone en plan sobrao a hablar de cosas relacionadas con la historia de la política como si fuera el único que sabe leer no me gustan, sobre todo cuando le suelta la puya a Rivera sin venir a cuento. Conste que a mí Rivera me cae peor que mal y la considero mala persona y además gilipollas, pero fue muy gratuito lo de Google y creo que Pablo Iglesias hasta se merece que le dijera "capullo... vaya gilipollas", que, recordemos, era un comentario con el de al lado, no lo gritó como hacen a menudo esa gente que viste tan elegante y finge ser tan fina y defensora del respeto y el diálogo.
Y esto demuestra lo cortos de mente que llegan a ser los medios. Yo habría puesto un periodista en la puerta del congreso y habría preguntado uno por uno a todos los diputados de Unidos Podemos si saben qué coño es la cruz de Borgoña.
Pero por lo demás, insisto, chapó por Pablo Iglesias. La crisis se ha fraguado y mantenido aposta en esa misma sala, y me ha encantado que lo deje bien clarito. Hay que limpiar de ladrones el parlamento. Independientemente de qué ideología tengan, que no sean unos corruptos ni unos cómplices de corrupción. Si les molesta que los manden a callar cuando se esté hablando de delincuencia, que se aguanten. Más me molesta a mí que se esté legislando contra la mayoría social de un país que están mandando a pique para poder privatizar lo que les dé la gana.