Acabo de despertar tras llevar a Flash al aeropuerto y dormir por segunda vez.
Ahora va una crónica/algo de la quedada.
Las fotos las pondrá Flash, que ya hemos filtrado las indecentes
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Con todos ustedes...
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(Oh, una ameba)
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¡Tachán!
¡Encuentro homoerótico entre Sevillanos!
Vale, no fue así exáctamente, pero qué importa. Detalles sin importancia.
Todo empezó aquel 20 de marzo de 1712. En conmemoración a lo sucedido aquel año (que no contaré aquí porque hay menores) un grupo de intrépidos sevillanos (y dos personas maravillosas, aunque una de ellas algo pija), así como unos cuantos de otros puntos de la geografía española, decidieron enfrentarse a la muerte y quedar cerca del lugar donde la tierra se tragó a un pobre e inocente quiosco. Muy duro y trágico todo. Seguro que tenía chocolatinas. Y ahora están ahí, enterradas. No es justo T_T
Integrantes iniciales del grupo:
-Mi maravillosa persona (¿Hace falta decir más?)
-¡Regargojana! ¡La pija! La única persona capaz de hacerme sombra (siempre que se coloque en el lugar correcto).
-¡Flash78! Se dice, se rumorea, que tiene poderes de moderador. Pero en aquel momento era un simple humano secuestrado.
-¡Cyber! Este también tiene poderes. Concretamente el de convertirse en mi amante a tiempo parcial. También tiene poderes eolianos, pero bah, eso es taaaaaaan común...
-¡Enchu! (Tú el último por llegar tarde). Aquel que sabes que va a venir... pero no mucho más. De hecho a veces no puedes ni saber eso. Hasta que un leve aroma a maría delata su presencia...
Este valiente grupo de eolianos se dirigió hacia Puerta Jerez, en busca del quiosco perdido. Resultó haber millones de quioscos, pero por suerte únicamente uno con un pobre chaval vestido de negro y con cara de "aquí debería haber gente y me han abandonado". Era Shadow22. También conocido como... no, vale, yo no me voy a apuntar a la coña
(buena que es una).
Luego vino más gente indeterminada. Hasta un acoplado que no era de EOL. Y como no soy capaz de recordar exactamente quién era cada uno, diré que estaba Juanoide (que era un hombre fácil de ver entre la multitud, pluriempleado y cantautor), el hombre de Dos Hermanas (aunque para mí siempre será "el que tenía una camiseta que ponía algo que no recuerdo". También estaba el arquitecto (que sabe contar chistes de arquitectos, vacas y cosas raras), el chaval de la camiseta a rayas (que no nos quiere porque luego nos abandonaría antes de tiempo... ¿eres el mismo, no?Tenía rayas, tiene que serlo... Y el acoplado, claro
Fuimos en dirección a... un sitio que estaba cerrado. Bien. Qué nivel.
Pero como un contratiempo así no para a un grupo de eolianos (y acoplado) con ganas de beber, encontramos otro lugar. Allí... sucedieron cosas. Descubrimos cosas. Cosas que nunca podría haber imaginado una persona normal (de las que tienen ojos). Yo nunca, nunca... contaré lo que allí se dijo. Pero creo que hay una persona que de haber dicho "yo nunca me he tirado a un gato tuerto encima del cadáver de una langosta, en una casa en llamas en el Congo", seguro que bebe. Inserte fotos varias tomadas por Flash para ilustrar este momento.
Tras un par de rondas, llegó el momento de despedirnos. Cyber y Enchu nos dejaban. Nooooooooo. Así que tras ser escoltados hasta la parada de autobús por los demás, partimos (inserte aquí parte de la historia de la quedada que contarán los otros).
(Momento de salto espacio-temporal. Muertes, secuestros, momentos con poca ropa y esturiones epilépticos).
Y, de pronto, es sábado. Mismo lugar. Misma hora (en realidad no, pero qué importa). Misma gente, aunque perdimos a uno (seguramente cayó al río y nunca más se volvió a saber de él. Seguramente ahora sea una especie de mutante). Obviamente, tampoco estaban ni Enchu ni Cyber. Para compensar, apareció Nani. Tenía ojos, pelo y camiseta de Hello Kitty. No tenía armas blancas ni de fuego. Tampoco mil euros. Pese a ello, la adoptamos.
Nos largamos al río.
Allí tentamos al destino y nos sentamos peligrosamente cerca del agua. Adelanto que no hubo víctimas. Al menos, no más que los que escuchamos a Juanoide tocar (y cantar) la canción de la carpa criogenizada (tema patrocinado por mi maravillosa persona). Supongo que en ese tiempo pasaron cosas. Uno tenía una hermana. O dos. Se hicieron fotos. Apareció mi violable (siento destrozaros vuestros deseos de marujeol, pero Cyber y yo solamente somos amantes los días pares). Bebimos, charlamos, planeamos dominar el mundo (bueno, eso yo) y finalmente fuimos vencidos por un grupo de mosquitos (a su favor, decir que nos superaban en número).
Nos largamos a la tetería, donde el hombre del jersey a rayas nos abandonó.
Teorizamos sobre nuestra orientación sexual (si es que no se puede dejar a Juanoide elegir bebidas, luego pasa lo que pasa) y confesamos secretos confesables (o no) sobre detalles eolianos personales. Otro eoliano nos abandonó entonces (lloramos casi medio segundo entero, lo cual viniendo de mí, es mucho). Bebimos, fumamos (en realidad sólo uno, pero es que allí uno se sentía en comunión con los demás, el universo y el chocolate negro de pureza 99%).
Termina la sesión de tetería. La pija nos abandona, rechazando las proposiciones sexuales de Juanoide, disfrazas como un inocente ofrecimiento de pastillas para el dolor de garganta. Sí, aparentemente quería evitar que Regargojana terminase de mutar definitivamente en camionero. Pero todos sabemos que la realidad es otra.
Y decidimos ir a cenar. Esta parte la describiré como "la peor organización jamás creada". Porque no organicé yo, claro. La de vueltas que dimos para ir a un sitio que estaba al lado, la de coches que tuvimos que coger, la de veces que tuvimos que parar... Hasta conducción temeraria hubo.
Al final llegamos a un sitio de montaditos. Se acopló gente variada, todos bípedos y con capacidad para comunicarse con sus semejantes. Devoramos, nos metimos (se metieron) con Shadow, siguieron comiendo, volvieron a meterse con Shadow, y así cíclicamente.
Y entonces nos tocó despedirnos. Hubo lágrimas, despedidas pañuelo en mano, gritos de dolor y robos disimulados. Flash, el hombre de Dos Hermanas, mi violable y yo, nos separamos del grupo, entre promesas de "pensaré en vosotros cada noche", "os llevaré en mi mente cada vez que intente flirtear con octogenarias", etc.
Pasaron entonces muchas cosas, pero eso ya no forma parte de la quedada y permanecerá en secreto. Al menos hasta que paguen bien.
En resumen. Nos lo pasamos bien. Ya repetiremos.
(No tengo ganas de repasar el texto, cerrar paréntesis olvidados, etc.)