SuperLopez escribió:Como apunte cito de la wikipedia:
Según creo me parece que en las novelas no se destapa nada de los flood que aparentemente sepamos ya.
Un amigo americano me ha recomendado que me lea un libro que no se exactamente el nombre. Creo que me dijo que era algo así como "The Fall Of Reach" me han dicho que se cuenta la historia de John (J.M.) desde niño e incluso cuando conoce a Cortana. Se me hace curioso, por las palabras de la intro cuando Cortana dice "podía haber elegido a cualquiera..." Me gustaría saber de que va ese rollo.
cuando empieza halo 3 y dice cortana podia haber elegido a cualquiera pero te elegi a ti porque tenias algo especial ... suerte.... casi me caigo de espaldas joder es el principio del libro la doctora elige a el jefe maestro niño porque tiene suerte al adivinar si una moneda cae de cara o de cruz...
te copy pasteo los l primeros capitulos de halo fall of reach donde se cuenta como se elige al jefe maestro:
"Prologo 1
0500 Horas, Febrero 12, 2535 (Calendario Militar)/
Sistema Lambda Serpentis, Jericho VII Teatro de Operaciones
"Contacto. Todos los equipos esperen: Contacto enemigo, en mi posición."
El Jefe sabía que había probablemente mas de cien de ellos -los sensores de movimiento rebasaban la escala. A pesar de eso, el quería verlos por si mismo; su entrenamiento había dejado clara esa lección: "Las maquinas se descomponen, los ojos no"
Los cuatro Spartans que componían el Equipo Azul cubrían su espalda, parado absolutamente inmóvil y en silencio en su armadura de combate MJOLNIR. Alguien había comentado alguna vez que ellos en la armadura parecían dioses de la guerra griegos... pero sus Spartans eran mucho mas efectivos y despiadados de lo que lo dioses de Homero alguna vez habían sido.
El hizo serpentear la sonda de fibra óptica hacia arriba, tres metros hasta la cresta de la pared de roca. Cuando estuvo en posición, el jefe lo enlazo al visor de su casco.
En el otro lado el vio un valle con paredes de roca erosionadas y un rió que serpenteaba a través... y acampando a lo largo de las orillas y hasta donde alcanzaba a ver había Grunts.
El Covenant usaba estos robustos aliens como carne de cañón. Ellos median un metro de alto y usaban trajes ambientados que replicaban la atmósfera de su congelado planeta de origen. Al Jefe le recordaban a Perros bípedos, no solo en su apariencia, si no también por su hablar - aun con el nuevo software de traducción - era una rara combinación de rápidos chillidos, ladridos guturales, y gruñidos.
También eran tan listos como los perros. Pero lo que carecían de cerebro, lo recompensaban con pura tenacidad. El los había visto arrojarse a sus enemigos hasta que el suelo estaba altamente apilado con sus cuerpos... y sus oponentes habían terminado sus municiones.
Estos Grunts, estaban inusualmente bien armados, aguijoneadores, pistolas de plasma, y había cuatro cañones de plasma estacionarios. Esos podrian ser un problema.
Otro problema: facilmenta había mil de ellos.
La operacion tendria que ir sin ningún problema. La mision del Equipo Azul era atraer la guardia trasera del Covenant y dejar al Equipo Rojo entrar en la confusion. El Equipo Rojo entonces plantaria un arma nuclear táctica HAVOK. Cuando la siguiente nave Covenant aterrizara, bajara sus escudos y empezara a descargar sus tropas, obtendrian una sorpresa de treinta megatones.
El jefe desconecto la sonda y dio un paso hacia atras desde la pared de roca. Paso la informacion táctica a su equipo a través de un canal COM seguro.
"¿Cuatro de nosotros...", susurro Azul-Dos, en el enlace. "...y mil de ellos? Muy pobres probabilidades para los pequeñines"
"Azul-Dos," dijo el Jefe, "Te quiero ahí arriba con esos lanzacohetes Jackhammer. Saca a los cañones y afloja al resto de ellos. Azul-Tres y Cinco, ustedes me siguen - nosotros estamos en control de la multitud. Azul-Cuatro: tú preparas el tapete de bienvenida. ¿Entendido?"
Cuatro luces azules parpadearon en su visor, conforme su equipo reconocía las órdenes.
"En mi marca." El jefe se agacho y se alisto. "¡Marca!"
Azul-Dos salto elegantemente a la cima de las rocas - tres metros hacia arriba. No hubo ningún sonido mientras el Spartan y la armadura MJOLNIR de media tonelada aterrizaban en la roca caliza.
Ella levanto el Lanzador y corrió a lo largo de la cima - ella era el Spartan mas rápido en el equipo del Jefe. El confiaba que los Grunts no pudieran rastrearla durante los tres segundos que estaría expuesta. En una rápida sucesión, Azul-Dos vació los tubos del Jackhammer, tiro un lanzador y entonces disparo los otros cohetes igual de rápido. Los proyectiles pasaron disparados dentro de la formación de Grunts, y detonaron. Uno de los cañones estacionarios volcó, devorado en la explosión, y el cañonero, fue lanzado al suelo.
Ella se deshizo del lanzador, salto hacia abajo - rodó una vez - y estaba de nuevo en pie, corriendo a toda velocidad al punto de reencuentro.
El Jefe, Azul-Tres, y Azul-Cinco, saltaron sobre la cresta. El Jefe cambio a infrarrojo para ver a través de las nubes de polvo y el humo de los escapes, justo a tiempo para ver la segunda carga del Jackhammer impactar su objetivo. Dos flores de luz, fuego y trueno consecutivos, diezmaron las filas frontales de los guardias Grunts, y mas importante, convirtieron al ultimo de los cañones de plasma en ruinas ardientes.
El Jefe y los otros abrieron fuego con sus rifles de asalto MA5B -una rociada completamente automática de quince balas por segundo. Balas que penetran armaduras desgarraban dentro de los aliens, rompían su trajes ambientales y explotando los tanques de metano que cargaban. Gotas de flama trazaban arcos salvajes mientras los Grunts heridos corrían en confusion y miedo.
Finalmente los Grunts se dieron cuenta de lo que estaba pasando y de donde venia el ataque. Ellos se reagruparon y atacaron en masa. La vibración de terremoto llego a través del suelo y agito la roca porosa bajo las botas del Jefe.
Los tres Spartans vaciaron sus cargadores, y entonces al unísono, cambiaron a balas trituradoras. Ellos dispararon a la ola de criaturas mientras ellas avanzaban. Línea tras línea de ellos caía. Algunos más mataban a pisotones a sus camaradas caídos.
Agujas explosivas rebotaban de la armadura del jefe, detonando mientras golpeaban el suelo. El vio la luz de un proyectil de plasma -dio un paso a un lado- y oyó el aire crepitar donde el había estado parado medio segundo antes.
"Soporte aéreo Covenant acercándose," reporto Azul-Cuatro en el enlace COM. "Tiempo de llegada estimado es de dos minutos, Jefe."
"Entendido," dijo. "Azul-Tres y Cinco: Mantengan fuego por cinco segundos, después retírense. ¡Marca!"
La luz de estado parpadeo una vez, reconociendo la orden.
Los Grunts estaban a tres metros de la pared, el Jefe arrojo dos granadas. El, Azul-Tres, y Azul-Cinco, saltaron hacia atras de la cresta, aterrizaron, giraron y corrieron.
Dos golpes sordos reverberaron a través del suelo. Aun así, los ladridos y chillidos de los Grunts aproximándose, ahogaron el sonido de la explosión de las granadas.
El Jefe y su equipo corrieron el medio kilómetro de la arida ladera en treinta y dos segundos cerrados. La colina termino abruptamente -En una caída libre de doscientos metros directo al océano.
La voz de Azul-Cuatro irrumpió en el canal COM: “El tapete de bienvenida esta colocado, Jefe. Listo cuando tu lo estés.”
Los Grunts parecían una alfombra viva de piel azul acero, garras y armas cromadas. Algunos corrían a cuatro patas por la ladera. Ladraban y aullaban, aullaban por la sangre de los Spartans.
“Extiende la alfombra,” El jefe le dijo a Azul-Cuatro.
La colina exploto – Nubes de piedra arenisca pulverizada y fuego y humo se lanzaron hacia el cielo.
Los Spartans habían enterrado una minas antitanques Lotus en un patrón de tela de araña, temprano esa mañana.
Arena y pequeñas piezas de metal rebotaban en el casco del Jefe.
El Jefe y su equipo abrieron fuego nuevamente, disparando a los Grunts que estaban vivos todavía y luchando por levantarse.
Su sensor de movimiento mostró una advertencia. Había proyectiles acercándose a las dos en punto del reloj – a velocidades de más de cien kilómetros por hora.
Cinco Banshees voladores Covenant aparecieron sobre el acantilado.
“Nuevos contactos. Todos los equipos, ¡abran fuego!” Ordeno.
Los Spartans, sin dudar, dispararon a los aliens voladores. Las impactos de bala rebotaban de la armadura quitinosa de los voladores – Se necesitaría de un disparo con mucha suerte para golpear las capsulas antigravedad al final de las cortas “alas” de un metro.
El fuego obtuvo la atención de los aliens. Sin embargo Lanzas de fuego eran cortadas por los puertos de armas de los Banshees.
El Jefe rodó hacia delante y volvió a estar en pie. El suelo árido exploto donde el había estado un instante antes. Glóbulos de vidrio derretido roció a los Spartans.
Los Banshees gritaron sobre sus cabezas, se inclinaron mientras giraban agudamente para dar otra pasada.
“Azul-Tres, Azul-Cinco: Maniobra Theta,” llamo el Jefe.
Azul-Tres y Azul-Cinco le dieron la señal del pulgar arriba.
Se reagruparon al borde del precipicio y aseguraron a los cables de acero que colgaban a lo largo de la pared de roca.
“¿Preparaste los barriles con fuego o con metralla?”, pregunto el Jefe.
“Ambos.” Respondió Azul-Tres.
“Bien.” El jefe tomo los detonadores. “Cúbranme.”
Los barriles no habían sido hechos para derribar objetivos voladores; los Spartans los habían puesto ahí para arrasar a los Grunts. En el campo de cualquier manera, tenias que improvisar. Otro dogma de su entrenamiento: adaptarse o morir.
Los Banshees formaron una “V voladora” y volaron en picado hacia ellos, casi rozando el suelo.
Los Spartans abrieron fuego.
Proyectiles de plasma súper calentado de los Banshees puntearon el aire.
El jefe esquivo hacia la derecha, luego hacia la izquierda; se agacho. Su puntería estaba mejorando.
Los Banshees estaban a cien metros, luego a cincuenta metros. Sus armas de plasma podrian reciclarse lo suficientemente rápido para hacer otro disparo… a ese rango, el Jefe no estaría esquivando.
Los Spartans saltaron hacia atrás al precipicio, pistolas todavía disparando. El Jefe salto también, y golpeo los detonadores.
Los diez barriles – cada uno un barril lleno con napalm, municiones gastadas y cubiertas trituradoras – habían sido enterradas a unos metros de la orilla del precipicio, sus bocas a un ángulo de treinta grados. Cuando las granas en el fondeo de los barriles explotaban, hacían una gran barbacoa de cualquier cosa que se encontraran el su camino.
Los Spartans se golpearon con el costado del acantilado, los cables de acero a los que estaban amarrados sonaban tensos.
Una onda de calor y presión paso sobre ellos, un momento después cinco Banshees ardiendo se lanzaron sobre sus cabezas dejando gruesos rastros de humo mientras se dirigían hacia el agua. Amerizaron, y se desvanecieron bajos las olas verde esmeralda. Los Spartans colgaron ahí un momento, esperando y viendo con sus rifles de asalto apuntados hacia el agua.
No aparecieron sobrevivientes.
Bajaron papeleando hasta la playa y se reencontraron con Azul-Dos y Cuatro.
“El Equipo Rojo reporta que el objetivo de su mision fue logrado, Jefe,” dijo Azul-Dos. “Envían elogios”
“Difícilmente se van a balancear las cosas,” Azul-Tres murmuro, y pateo la arena. “No como esos Grunts, cuando masacraron al 105° Pelotón Drop Jet. Deben de sufrir tanto como esos soldados.”
El Jefe no tenía nada que decir a eso. No era su trabajo hacer sufrir a las cosas – El estaba aquí solo para ganar batallas, sin importar lo que costara.
“Azul-Dos,” Dijo el Jefe. “Dame un enlace arriba.”
“Si, si.” Ella lo enlazo al sistema SATCOM.
“Mision completada, Capitán de Blanc,” reporto el Jefe. “Enemigo neutralizado.”
“Excelentes noticias,”dijo el Capitán. Suspiro, y añadió, “Pero tenemos que sacarlos , Jefe.”
“Apenas estamos calentándonos aquí abajo, Señor.”
“Bien, es una historia diferente aquí arriba, Muévanse para recogerlos inmediatamente.”
“Entendido, Señor.” El jefe cerró el enlace. Dijo a su equipo, “La fiesta ha terminado Spartans. Nos vamos en quince”
Trotaron a doble velocidad los diez kilómetros de playa, y regresaron a su nave de descarga – un Pelican, arañado y abollado de los tres días de difícil lucha. Abordaron y el motor de la nave. Se quejo al revivir.
Azul-Dos se quito el casco y se rascó el nacimiento de su cabello castaño. “es una pena dejar esta lugar,” ella dijo y se inclino contra la portilla. “Solo quedaban unos pocos.”
El Jefe se paro a su lado y miro hacia fuera mientras se levantaban en el aire – había amplias planicies de palmeras y hierba, la extensión verde del océano, una banda de volutas de nube en el cielos y soles rojos poniéndose.
“Habrá otros lugares por los que pelear,” dijo.
“¿Habrá?” susurro ella.
El Pelican ascendió rápidamente a través de la atmósfera, el cielo obscureció y pronto solo las estrellas los rodearon.
En orbita, había docenas de fragatas, destructores y dos masivos transportadores. Cada nave tenia marcas de carbón y hoyos acribillando sus cascos. Estaban todos maniobrando para salir de orbita.
Se acoplaron en la bahía del puerto del destructor de la UNSC Resulute. A pesar de estar rodeados por dos metros de placa de batalla de titanio-A y un arreglo de armas modernas, el jefe prefería tener sus pies en el suelo, con gravedad real y una atmósfera real que respirar – un lugar donde el esta en control y donde su vida no esta en las manos de pilotos anónimos. Una nave simplemente no era un hogar.
El campo de batalla lo era.
El Jefe subió al elevador hacia el puente, para hacer su reporte, tomando ventaja del respiro momentáneo para leer el reporte después-de-acción del Equipo Rojo en su visor.
Como estaba predicho, los Spartans de los equipos Rojo, Azul y Verde – amentando tres divisiones de marines de la UNSC endurecidos en batalla habían detenido el avance en tierra del Covenant. Las ajas aun estaban llegando, pero – en el suelo, al menos – las fuerzas alíen habían sido completamente detenidas.
Un momento después las puertas se abrieron, y el entro en la cubierta. Hizo un rápido saludo al Capitán de Blanc. “Señor. Reportando según las ordenes.”
Los oficiales menores del puente dieron un paso atrás alejándose del Jefe. No estaban acostumbrados a ver a un Spartan con la armadura MJOLNIR completa de cerca – la mayoría de las tropas no habían ni siquiera visto un Spartan. El fantasmal verde iridiscente del las placas de la armadura y las capas de negro mate debajo lo hacían parecer parte gladiador, parte maquina. O quizás para la tripulación del puente, el parecía tan alíen como los Covenant.
Las pantallas mostraban las estrellas y las cuatro lunas plateadas de Jericó VII. A la lejanía, una pequeña constelación de estrellas se acercaba.
El Capitán le señalo al jefe que se acercara mientras miraba a ese grupo de estrellas – El resto del grupo de batalla. “Esta pasando otra vez”
“Solicito Permiso para permanecer en el puente, Señor,” dijo el Jefe “Yo… Quiero verlo esta ocasión, Señor.”
El Capitán bajo la cabeza, luciendo cansado. El miro a los ojos del Jefe Maestro con ojos atormentados. “Muy bien, Jefe. Después de todo por lo que has pasado para defender Jericho Siete, te lo debemos. Estamos a solo treinta millones de kilómetros fuera del sistema, pero no es ni la mitad de lejos de lo que quisiera estar.” Volteo hacia el oficial de Navegación.
"Orientación uno dos cero. Prepare nuestro vector de salida”
Giro para encarar al Jefe. “Nos quedaremos para observar… pero si esos bastardas si quiera se mueven un poco en nuestra dirección, saltaremos lo mas lejos que podamos de aquí.”
“Entendido, Señor. Gracias.”
Los motores del Resulute retumbaron y la nave se movió.
Tres docenas de naves Covenant – Grandes, destructores y cruceros – aparecieron a la vista en el sistema. Eran lisas, parecían más tiburones que naves espaciales. Sus líneas laterales brillaban con plasma – luego la descargaron y fuego llovió hacia Jericho VII.
El Jefe miro por una hora y no movió un músculo.
Los lagos, ríos y océanos del planeta se evaporaron. Para mañana, la atmósfera herviría hasta desaparecer también. Los campos y los bosques eran lisos como el vidrio y rojo brillante en algunos lugares.
Donde había habido un paraíso, solo quedaba un infierno.
“Alístense para saltar fuera del sistema,” ordeno el Capitán.
El jefe continúo observando su cara lúgubre.
Han sido diez años de esto – La vasta red de colonias humanas reducida a un manojo de baluartes por un enemigo sin piedad, implacable. El Jefe había asesinado al enemigo en tierra – Disparándoles, apuñalándoles y rompiéndolos con su propio par de manos. En tierra, los Spartans siempre ganaban.
El problema era, que los Spartans no podían llevar su pelea hacia el espacio. Cada victoria menor en tierra se volvía una derrota mayor en orbita.
Pronto no habría más colonias, ni asentamientos humanos – y ningún lugar a donde correr.
entrada de Ranulfo a las 06:38 PM
Capitulo Uno
0430 Horas, Agosto 17, 2517 (Calendario Militar)/
Espacio Estelar – coordenadas desconocidas cerca del Sistema Estelar Eridanus
El Teniente de grado Júnior Jacob Keyes se despertó. La luz roja pálida lleno su visión borrosa y se ahogo con la sustancia viscosa en sus pulmones y garganta.
“Siéntese, Teniente Keyes,” una voz masculina incorpórea le dijo. “Siéntese, Aspire profundamente y tosa, señor. Necesita limpiar el tensoactivo bronquial.”
El Teniente Keyes se empujo hacia arriba, quitándose la cama de gel de forma ajustable. Una capa de niebla se derramaba del tubo criogénico mientras el torpemente salía. Se sentó en un banco cercano, trato de inhalar, y se inclino hacia delante, tosiendo hasta que una larga cadena de de fluido transparente, salía de su boca.
Se sentó y dio su primer respiro profundo en dos semanas. Probo el sabor en sus labios y casi le provoca nauseas. El crio-inhalante estaba especialmente diseñado para ser regurgitado y tragado, reemplazando nutrientes perdidos en el largo sueño. Sin importar que tanto cambiaran la formula, siempre sabía como moco sabor cal.
“¿Estado, Toran?, ¿Estamos bajo ataque?”
“Negativo, señor,” respondió la IA de la nave. “Estado normal. Entraremos en el espacio normal cerca del Sistema Eridanus en cuarenta y cinco minutos.”
El teniente Keyes tosió otra vez. “Bien. Gracias, Toran.”
“De nada, Teniente”.
Eridanus estaba en el borde de las colonias exteriores. Estaba lo suficientemente lejos de la trayectoria lejana como para que hubiera piratas ocultos…esperando para capturar una nave diplomática como el Han. Esta nave no duraría mucho en la acción espacial. Debería haber una escolta. El no entendía por que habían sido enviados solos –pero los Tenientes Júnior no cuestionaban las órdenes. Especialmente cuando las ordenes venían directamente de los cuarteles generales de FLEETCOM en el planeta Reach.
Los protocolos para despertar, dictaban que el inspeccionara al resto de la tripulación para asegurarse de que nadie había tenido problemas reviviendo. El miro alrededor de la cámara dormitorio: hileras de regaderas y gabinetes de acero inoxidable, un capsula medica para resucitaciones de emergencia, y cuarenta tubos criogénicos –todos vacíos excepto el de su izquierda.
La otra persona en el Han era la especialista civil, Dr. Halsey. Keyes había sido ordenado para protegerla a todo costo, pilotear la nave, y generalmente estar fuera de su camino. Ellos igual podrian haberle ordenado tomar su mano. Esta no era una mision militar; era ser niñera. Alguien en el Comando de la Flota, debe tenerlo en su lista negra.
La cubierta del tubo del Dr. Halsey zumbo y abrió. Niebla salía mientras ella se sentaba, tosiendo. Su piel pálida la hacia lucir como un fantasma en la niebla. Nudos enmarañados de cabello oscuro se ceñían a su cuello. No parecía mucho mayor que el, y ella era adorable –no hermosa, pero definitivamente una mujer impactante. Para ser una civil, de cualquier manera.
Sus ojos azules se fijaron sobre el teniente y ella miro a través de el. “Debemos estar cerca de Eridanus,” dijo.
El Teniente Keyes casi saludo por reflejo, pero corrigió el movimiento. “Si, Doctora.” Su cara se enrojeció y el miro lejos de su delgado cuerpo.
El había simulado la recuperación criogénica una docena de veces en la academia. Había visto a sus compañeros oficiales desnudos antes –hombres y mujeres. Pero la Dra. Halsey era una civil. El no sabía que protocolos aplicaban.
El Teniente Keyes se levanto y fue hacia ella. “Puedo ayudarla-”
Ella balanceo sus piernas fuera del tubo y salio. “Estoy bien, Teniente. Vaya a limpiarse y vestirse.” Ella paso a un lado de el y se dirigió hacia las regaderas. “Dese prisa. Tenemos trabajo importante que hacer.”
El Teniente Keyes se enderezo. “Si, si, Señora.”
Con ese pequeño encuentro, sus roles de conducta cristalizaron. Civil o no –le gustara o no- El teniente Keyes entendió que la Dra. Halsey estaba al mando.
El puente del Han tenia una abundancia de espacio para una nave de su tamaño. Es decir, tenia todo el espacio de maniobra de un closet al que se puede entrar. Un recién bañado, rasurado y uniformado Teniente Keyes se impulso dentro de la habitación y sello la presión de la puerta detrás de el. Todas las superficies del puente estaban cubiertas con monitores y pantallas. La pared en su izquierda era una gran pantalla semicurva, obscura por el momento, por que no había nada visible en el espectro del espacio estelar.
Detrás de el estaba la sección giratoria central del Han, conteniendo el comedor de la tropa, la sala de registros, y los dormitorios. El transporte diplomático había sido diseñado para el confort de sus pasajeros, no de la tripulación.
Esto no parecía molestar a la Dra. Halsey. Amarrada en el sillón de navegación, usaba un mono blanco que hacia juego con su piel pálida, y tenia amarrado su cabello oscuro en un simple y elegante nudo. Sus dedos bailaban a través de cuatro teclados, mecanografiando comandos.
“Bienvenido, Teniente,” dijo ella sin levantar la vista. “Por favor, tome asiento en la estación de comunicaciones y monitoree los canales cuando entremos al espacio normal. Si hay algo, aunque sea un chillido en frecuencias no estándar, quiero saberlo al instante.
Se desplazo hacia la estación de comunicaciones y se amarro.
“¿Toran?” pregunto ella.
“Esperando sus ordenes, Dra. Halsey,” contesto la IA de la nave.
“Dame mapas de astrogacion del sistema.”
“En línea, Dra. Halsey.”
“¿Hay algún planeta alineado actualmente con nuestra trayectoria de entrada y Eridanus Dos? Quiero hacer un aceleramiento gravitacional para que podamos entrar al sistema inmediatamente.”
“Calculando ahora Dr. Hal-”
“Y ¿Podemos tener algo de música? Concierto para piano numero tres de Rachmaninov, creo.”
“Entendido Doctor-”
“E inicia un ciclo de pre-quemado de calentamiento para los motores de fusión.”
“Si, Doc-”
“Y deja de girar el carrusel de la sección central del Han. Podríamos necesitar la energía.”
“Trabajando…”
“Ella se recostó tranquila. La música inicio y suspiro. “Gracias, Toran.”
“De nada, Dra. Halsey. Entrando a espacio normal en cinco minutos, mas o menos tres minutos.”
El Teniente Keyes le lanzo a la doctora una mirada de admiración. El estaba impresionado –Poca gente podía poner una IA de una nave mas allá de su ritmo como para causar una pausa detectable.
Ella volteo para verlo. “Si, ¿Teniente? ¿Tiene alguna pregunta?”
El se compuso, y tenso el chaleco de su uniforme con un jalón. “Tenia curiosidad sobre nuestra mision, Señora. Asumo que es para reconocer algo en este sistema, pero ¿por que enviar un transportador, en lugar de una patrulla o una corbeta? Y ¿Por qué solo nosotros dos?”
Una suposición y análisis bastante buenos, Teniente. Esta es una mision de reconocimiento… de algún modo. Estamos aquí para observar un niño, El primero de muchos, espero.”
“¿Un niño?”
“Un varón de seis años de edad, para ser precisa.” Ella ondeo su mano. “Puede ayudarle su piensa que este es solo un estudio psicológico mantenido por la UNSC.” Todo rastro de sonrisa se evaporo de su rostro. “Que es precisamente lo que dirá a cualquiera que pregunte. ¿Entendido, Teniente?”
“Si, Doctora.”
Keyes frunció el ceño, Saco la pipa de su abuelo de su bolsillo, y la giro de un lado a otro. El no podía fumar esa cosa –encender un combustible en el compartimiento de vuelo, era contra todas las regulaciones mayores en un vehiculo espacial de la UNSC- pero algunas veces, el solo jugaba con eso, o masticaba la punta, lo que lo ayudaba a pensar. El la regreso a su bolsillo, y decidió ahondar en el asunto y enterarse de algo más.
“Con el debido respeto, Dra. Halsey, Este sector del espacio es peligroso.”
Con una desaceleración repentina ellos entraron al espacio normal. La pantalla principal parpadeo y un millón de estrellas aparecieron a la vista. El Han se hundió hacia un gigante de gas con forma de nube arremolinada, hacia delante.
“Espera para quemar,” Anuncio la Dra. Halsey. “En mi marca, Toran.”
El Teniente Keyes apretó sus arneses.
“Tres… dos… uno. Marca.”
La nave vibro y se dirigió rápidamente hacia el gigante de gas. El jalón del arnés se incremento alrededor del cuello del Teniente haciendo la respiración más difícil. Ellos aceleraron durante sesenta y siete segundos… las tormentas del gigante de gas se hacían mas grandes en la pantalla –entonces el Han se giro hacia arriba y lejos de su superficie.
Eridanus se desplazaba hacia el centro de la pantalla y lleno en puente con una luz naranja calida.
“Aceleración gravitacional completa,” anuncio Toran. “Tiempo de llegada estimado a Eridanus es de cuarenta y dos minutos, tres segundos.”
“Bien hecho,” dijo la Dra. Halsey. Desabrocho sus arneses y floto libre, estirándose. “Odio el crio-sueño,” dijo ella. “Lo deja a uno tan entumido.”
“Como estaba diciendo antes, Doctora, este sistema es peligroso-”
Ella elegantemente giro para encararlo, deteniendo su momento con una mano en el acceso del compartimiento. “Oh si, Yo se que tan peligroso es este sistema. Tiene una historia colorida: La insurrección rebelde en 2494, abatida por la UNSC dos años después al costo de cuatro destructores.” Ella pensó un momento y entonces añadió, “No creo que la Oficina de Inteligencia Naval (ONI por sus siglas en ingles) encontrara su base en el campo de asteroides. Y como ha habido redadas organizadas y actividad pirata diseminada en la cercanía, uno podría concluir –como ONI claramente lo ha hecho- que el resto de la facción rebelde todavía esta activa. ¿Es eso lo que le preocupaba?”
“Si,” respondió en Teniente. El trago, su boca seca de repente, pero se rehusó a ser reprendido por la doctora –por una civil. “No necesito recordarle que es mi trabajo preocuparme por nuestra seguridad.”
Ella sabia mas de lo que el sabia, mucho mas, acerca del Sistema Eridanus” –y ella obviamente tenia contactos en la comunidad de inteligencia. Keyes nunca había visto a un espectro de la ONI –hasta donde el sabia de todas formas. La mayoría del personal naval había elevado a esos agentes hasta un estado casi mítico.
Sin importar que otra cosa pensara de la Dra. Halsey, de ahora en adelante asumiría que ella sabia lo que estaba haciendo.
La Dra. Halsey se estiro una vez más y se amarro de nuevo en el sillón de navegación. “Hablando de piratas,” dijo ella, ahora con su espalda hacia el, “¿No se supone que debería estar monitoreando los canales de comunicación en búsqueda de señales ilegales? Solo en caso de que alguien tenga un interés excesivo en un transporte diplomático solo y sin escoltas”
El teniente Keyes se maldijo por ese momento de distracción y se dispuso a hacerlo. Escaneo todas las frecuencias e hizo que Toran verificara sus códigos de autentificación.
“Todas las señales verificadas,” reporto. “No se detectaron transmisiones piratas.”
“Continué monitoreándolas, por favor.”
Treinta incómodos minutos pasaron. La Dra. Halsey estaba contenta de leer los reportes en las pantallas de navegación, y mantuvo su espalda hacia el.
El Teniente Keyes finalmente se aclaro la garganta. “¿Puedo hablar francamente, Doctora?”
“No necesita mi permiso,” dijo ella. “Puede hablar francamente en cualquier momento, Teniente. Ha estado haciéndolo muy bien hasta ahora.”
Bajo circunstancias normales, entre oficiales normales, ese último comentario hubiera sido una insubordinación –o peor, un regaño. Pero el lo dejo pasar. Los protocoles militares comunes parecían haber sido tirados por la borda en este vuelo.
“Usted dijo que estábamos aquí para ver a un niño.” El dudosamente negó con la cabeza. “Si esta fuera un trabajo de inteligencia real, entonces, para ser sincero, hay otros oficiales mejor calificados para esta mision. Me gradué del UNSC OCS hace solo siete semanas. Mis ordenes me habían llevado al Magullan. Esas ordenes fueron anuladas, Señora.”
Ella giro y lo examino con fríos ojos azules. “Siga, Teniente.”
El hizo por su pipa, pero entonces corrigió el movimiento, ella probablemente pensaría que era un tonto hábito.
“Si esta en una operación de inteligencia,” dijo el, “entonces… no entiendo para nada por que estoy aquí.”
Ella se inclino hacia delante. “Entonces, Teniente, yo seré igualmente franca.”
Algo profundamente dentro del Teniente Keyes le decía que se arrepentiría de escuchar cualquier cosa que la Dra. Halsey tuviera que decir. Ignoro ese presentimiento. Quería saber la verdad.
“Adelante, Doctora.”
Su ligera sonrisa regreso. “Usted esta aquí por que el Vice Admirante Stanforth, Jefe de la Sección Tres de la División de Inteligencia Militar, se rehusó a prestarme este transporte sin al menos un oficial de la UNSC a bordo –a pesar de que el sabe muy bien que yo puedo pilotear esta cubeta por mi misma. Así que escogí a un oficial de la UNSC. Usted.” Ella golpeo su labio inferior pensativamente y añadió, “Vera, He leído su archivo, Teniente. Completo.”
“No se-”
“Usted sabe de lo que estoy hablando.” Ella giro sus ojos. “Usted no es un bueno para mentir. No me insulte intentándolo.”
“El Teniente dio un trago. “Entonces ¿Por que yo? Especialmente si ha visto mi registro”
“Lo escogí precisamente por su registro –por el incidente en su segundo año en el OCS. Catorce alférez asesinados, Usted estuvo herido y paso dos meses en rehabilitación. Las quemadas por plasma son particularmente dolorosas, según entiendo.”
El junto y froto sus manos. “Si.”
“El Teniente responsable era su comandante en esa mision de entrenamiento. Usted se rehusó a testificar contra el a pesar de la abrumadora evidencia en y el testimonio de sus compañeros oficiales… y amigos.”
“Si.”
“Ellos le dijeron a la junta de revisión el secreto que el Teniente le había confiado a todos ustedes –que el iba a probar su nueva teoría para hacer los saltos en el espacio estelar mas acertados. El estaba ocupado, y todos ustedes pagaron por su entusiasmo y pobres matemáticas.”
El Teniente Keyes estudio sus manos y tuvo este sentimiento de ahondar en si mismo. La voz de la Dra. Halsey sonaba distante. “Si.”
“A pesar de la presión continua, nunca testifico. Ellos lo amenazaron con degradarlo, levantarle cargos de insubordinación, y rehusar una orden directa –incluso con darlo de baja de la armada.”
“Sus compañeros candidatos a oficiales testificaron de todos modos. La junta de revisión tenia toda la evidencia para hacerle una corte marcial a su comandante. A usted le hicieron un reporte y dejaron las consecuentes acciones disciplinarias.”
El no dijo nada. Estaba cabizbajo.
“Es por eso que usted esta aquí, Teniente –por que usted tiene una habilidad que es excesivamente rara en el ejercito. Usted puede mantener un secreto.” Ella dio un largo respiro y añadió, “Usted podría tener que guardar muchos secretos cuando esta mision termine.”
El levanto la vista. Había una mirada rara en sus ojos. ¿Lastima? Eso lo tomo con la guardia baja y miro hacia otro lado nuevamente. Pero se sentía mejor de lo que se había sentido desde el OSC. Alguien confiaba en el nuevamente.
“Creo,” dijo ella, “que usted preferiría estar en el Magullan. Peleando y muriendo en la frontera.”
“No, yo-” El se dio cuenta de la mentira conforme la decía, se detuvo y se corrigió. “Si. La UNSC necesita cada hombre y mujer patrullando las Colonias Exteriores. Entre las redadas y las insurrecciones, es un milagro que no se haya derrumbado todo.”
“Así es, Teniente, desde que dejamos la gravedad de la tierra, pues, hemos estado peleando unos contra otros por cada centímetro cúbico de vacío –desde Marte hasta las Lunas Jovian hasta las masacres del Sistema Hydra y en los cientos de guerras para abrirnos paso en las Colonias Exteriores. Todo siempre ha estado cerca de derrumbarse. Es por eso que estamos aquí.”
“Para observar a un niño,” Dijo el. “¿Que diferencia podría hacer un niño?”
Uno de sus cejas se arqueo. “Este niño podría ser mas útil para la UNSC que una flota de Destructores, y miles de Tenientes de grado Júnior –o incluso yo. Al final, el niño podría ser lo único que haga cualquier diferencia.”
“Acercándose a Eridanus Dos,” les informo Toran.
“Curso y vector atmosférico para el puerto espacial Luxor,” Ordeno la Dra. Halsey. “Teniente Keyes, Prepárese para aterrizar.”
Capitulo Dos
1130 Horas, Agosto 17, 2517 (Calendario Militar)/
Sistema Estelar Eridanus, Eridanus 2, Ciudad Elysium
El sol naranja proyectaba un brillo fiero en el campo de juegos de la Instalación Educativa Primaria de La Ciudad Elysium No. 119. La Dra. Halsey y el Teniente Keyes se paraban en la sombra de un toldo de lona y miraban a los niños mientras gritaban y seguían el uno al otro y escalaban en enrejados de acero y se arrojaban gravballs a través de las canchas rechazadoras.
El teniente Keyes se veía extremadamente incomodo vestido de civil. Vestía un traje gris grande, una camisa amarilla sin corbata. La Dra. Halsey encontraba esta repentina incomodidad, encantadora.
Cuando el se había quejado de que la ropa estaba muy grande y floja, ella casi se rió. El era un militar puro hasta la sangre. Aun en uniforme, el Teniente se paraba rígido, como si estuviera en un estado de atención permanente. “Es agradable aquí,” dijo ella. “Esta colonia no sabe lo bien que les toco. Un estilo de vida rural, sin contaminación, sin multitudes. Clima controlado.”
El teniente gruño en reconocimiento mientras trataba de alisar las arrugas de su camisa de seda.
“Relájese,” dijo ella. “Se supone que somos padres inspeccionando la escuela para nuestra pequeña niña.” Ella deslizo su brazo a través de los suyos, y a pesar de que ella hubiera pensado el acto imposible, el Teniente se paro todavía más derecho.
Ella suspiro y se separo de el. Abrió su bolso, y saco una computadora de bolsillo. Ajusto el borde de su amplio sombrero de paja para ensombrecer su computadora del brillo del medio día. Con un golpecito de su dedo, acceso y escaneo el archivo que había armado sobre su sujeto de investigación.
Numero 117 tenia todos los marcadores genéticos que ella había designado en su estudio original –el era lo mas cercano al sujeto perfecto de investigación para sus propósitos que la ciencia podía determinar. Pero la Dra. Halsey sabia que tomaría más que la perfección teórica para hacer trabajar este proyecto. La gente era más que la suma de sus genes. Había factores ambientales, mutaciones, éticas aprendidas, y cientos de otros factores que podrian hacer inaceptable a este candidato.
La imagen en el archivo mostraba a un típico varón de seis años de edad. El tenía cabello café, revuelto y una ligera sonrisa que revelaba una separación entre sus dientes frontales. Algunas pecas estaban diseminadas en sus mejillas. Bien –ella podría comparar los patrones para confirmar su identidad.
“Nuestro sujeto.” Mientras cambia el ángulo de su computadora hacia el Teniente para que el pudiera ver al chico, la Dra. Halsey se dio cuenta que la fotografía era de hace cuatro meses. ¿Qué ONI no se daba cuenta de lo rápido que estos niños cambiaban? Descuidado. Ella hizo una nota para requerir imágenes actualizadas en un periodo regular hasta que la fase tres iniciara.
“¿Es el?” Susurro en Teniente.
La Dra. Halsey levanto la vista.
El teniente señalo a una colina con hierba al final del campo de juegos. La cima de la colina era pura tierra, libre, sin nada de vegetación. Una docena de chicos se empujaban entre si –se agarraban, tiraban, rodaban por la colina, y entonces se levantaban y empezaban el proceso nuevamente.
“Rey de la colina,” Comento la Dra. Halsey.
Un niño se paraba en la cima. El bloqueaba, empujaba y golpeaba a los otros niños.
La Dra. Halsey apunto su computadora hacia el y grabo este incidente para estudiarlo después. Ella hizo un acercamiento sobre el sujeto para tener una mejor vista de el. Este chico sonreía y mostraba la misma separación entre sus dientes. Congelo la imagen y ella obtuvo una coincidencia comparando las pecas con las del archivo.
“Ese es nuestro chico.”
Era más alto que los otros niños por una cabeza y su actuación en el juego era algún indicador –más fuerte también. Otro chico lo agarro por atrás tomándolo por la cabeza. Numero 117 se despego de el y –con una risa- lo aventó hacia debajo de la colina como a un juguete.
La Dra. Halsey había esperado un espécimen de proporciones físicas perfectas y un increíble intelecto. Cierto, el sujeto era fuerte y rápido, pero también era sucio y rudo.
De todas maneras, percepciones no realistas y subjetivas debían ser enfrentadas en estudios de campo. ¿Qué era lo que realmente esperaba? Era un niño de seis años –lleno de vida y emoción sin control y tan predecible como el viento.
Tres chicos lo tomaron. Dos tomaron sus piernas y otro lo tomo con sus brazos alrededor de su pecho. Todos ellos cayeron por la colina. Numero 117 pateo, golpeo y mordió a sus atacantes hasta que lo dejaron y corrieron a una distancia segura. Se levanto y regreso de nuevo a la colina, golpeando a otro niño y gritando que el era rey.
“Parece,” empezó en Teniente, “um, muy animado”
“Si,” dijo la Dra. Halsey. “Podríamos usar a este chico.”
Ella miro hacia el campo de juegos. El único adulto estaba ayudando a una niña a levantarse después de caer y rasparse un codo; ella se marcho y se dirigió a la enfermería.
“Quédese aquí y obsérveme, Teniente,” dijo ella, y le paso la computadora. “Voy a ver mas de cerca.”
El teniente empezó a decir algo, pero la Dra. Halsey se alejo caminando, entonces casi trotando atravesó los cuadros de rayuela en el campo de juego. Una brisa movió su vestido y ella tuvo que agarrarlo por el dobladillo con una mano mientras sujetaba la orilla de su sombrero de paja con la otra. Empezó a frenar y se detuvo a cuatro metros de la base de la colina.
Los niños se detuvieron y voltearon.
“Estas en problemas,” dijo un chico, y empujo a Número 117.
El empujo al chico nuevamente y entonces miro a la Dra. Halsey directamente a los ojos. Los otros chicos miraron a otro lado; algunos con sonrisas de vergüenza, y otros pocos se fueron lentamente.
Su sujeto, sin embargo, se quedo parado desafiante. El estaba o confiado en que ella no lo iba a castigar –o simplemente no tenia miedo. Ella vio que tenía un moretón en su mejilla, que su pantalón estaba roto por las rodillas y que tenía roto un labio.
La Dra. Halsey se acerco tres pasos. Algunos de los niños dieron tres pasos involuntarios hacia atrás.
“¿Puedo hablar contigo, por favor?” pregunto ella, y continuo mirando al sujeto.
El finalmente rompió contacto visual, encogió los hombros y bajo de la colina pesadamente. Los otros niños se reían y hacían sonidos siseados; uno arrojo una piedra a el. Numero 117 los ignoro.
La Dra. Halsey lo llevo al final de una caja de arena cercana y se detuvo.
“¿Cual es tu nombre?” pregunto.
“Soy John,” dijo el. El chico extendió la mano.
La Dra. Halsey no esperaba contacto físico. El padre del sujeto debe haberle enseñado el ritual, o el niño era altamente imitativo.
Ella estrecho su mano y se sorprendió por la fuerza en su minúsculo agarre. “Encantada de conocerte.” Ella se hinco para que estar a su nivel. “Quería preguntarte ¿Qué estabas haciendo?”
“Ganando, Dijo el.
La Dra. Halsey sonrió. El no le tenia miedo… y dudaba que el tuviera algún problema con tirarla por la colina.
“Te gustan los juegos,” dijo ella. “A mi también.”
El suspiro. “Si, pero me hicieron jugar ajedrez la semana pasada. Eso estuvo aburrido. Es muy fácil ganar.” Tomo un respiro profundo.
“O – ¿podemos jugar gravball? No me dejan jugar mas gravball, ¿pero si tu se los dices que esta bien tal vez?”
“Tengo un juego diferente que me gustaría que intentaras,” Ella le dijo. “Mira.” Ella tomo su bolso y saco un disco metálico. Ella lo giro y resplandeció bajo el sol. “La gente usaba monedas como esta como dinero hace mucho tiempo, cuando la tierra era el único planeta en que vivíamos.”
Sus ojos se fijaron en el objeto. El intento alcanzarlo.
La Dra. Halsey lo movió, girándolo todavía entre sus dedos pulgar e índice. “Cada lado es diferente. ¿Vez? Uno tiene la cara de un hombre con pelo largo. El otro lado tiene un ave, que se llama águila y esta sosteniendo-
“Flechas,” dijo John.
“Si, bien.” Su vista debía ser excepcional para ver ese detalle de tan lejos. “Usaremos esta moneda en nuestro juego. Si tú ganas, te la puedes quedar.
John quito la vista de la moneda y la miro a ella nuevamente, movió los ojos, luego dijo, “Okay, de todas maneras siempre gano. Es por eso que no me dejan jugar mas gravball.”
“Estoy segura de eso.”
“¿Cual es el juego?”
“Es muy simple. Yo lanzo la moneda de este modo.” Ella doblo su muñeca. Chasqueo su pulgar, y la moneda giro, mientras daba vueltas en el aire, y aterrizó en la arena. “Pero la siguiente vez, antes de que caiga, quiero que me digas si va a caer mostrando la cara del hombre, o el águila sosteniendo las flechas.”
“Entendido.” John se tenso, doblo sus rodillas y sus ojos parecieron perder el enfoque en ella y la moneda.
La Dra. Halsey tomo la moneda. “¿Listo?”
John asintió ligeramente.
Ella la lanzo, asegurándose que tuviera más que suficiente giro.
Los ojos de John la observaban con un una extraña mirada distante. El la siguió mientras subía, y entonces hacia abajo yendo hacia el suelo –su mano se movió rápidamente y tomo la moneda en el aire.
Sostuvo su mano cerrada. “¡águila!” Grito.
Ella tentativamente hizo por su mano y abrió el pequeño puno.
La moneda yacía en su mano: el águila brillaba bajo el sol naranja.
¿Era posible que el vio que lado estaba hacia arriba cuando el la tomo?… o mas improbablemente, ¿pudo haberla tomado con el lado que quería? Ella esperaba que el teniente hubiera grabado eso. Le debería haber dicho que mantuviera la computadora apuntada hacia ella.
John quito la mano. “Puedo conservarla, ¿Verdad? Eso es lo que me dijiste.”
“Si, puedes quedártela John.” Ella le sonrió –luego se detuvo.
No debería haber usado su nombre. Era una mala señal. No se podía dar el lujo de que le gustaran sus sujetos. Hizo a un lado sus sentimientos mentalmente. Tenia que mantener una distancia profesional. Tenia que… por que en unos pocos meses Número 117 podría no estar vivo.
“¿Podemos jugar otra vez?”
La Dra. Halsey se paro y dio un paso hacia atrás. “Me temo que esa era la única que tenia. Ahora me tengo que ir,” Ella le dijo. “Regresa y juega con tus amigos.”
“Gracias.” El corrió de regreso, gritando a los otros chicos, “¡Miren!”
La Dra. Halsey avanzo hacia el Teniente con grandes pasos. El sol reflejado en el asfalto se sentía muy caliente, y repentinamente no quería estar en el exterior. Quería regresar a la nave, donde estaba frió y oscuro. Quería salir del planeta.
Entro bajo la lona y dijo al Teniente, “Dime que grabaste eso.”
El le dio la computadora y parecía intrigado. “Si. ¿De que se trato todo eso?”
La Dra. Halsey checo la grabación y envió una copia por adelantado a Toran en el Han para mantenerla segura.
“Buscamos a estos sujetos con ciertos marcadores genéticos,” dijo ella. “Fuerza, agilidad, incluso predisposición a la agresión e intelecto. Pero no podemos hacer pruebas remotas para todo. No podemos probar la suerte.”
“¿Suerte?” Pregunto el Teniente Keyes. “¿Usted cree en la suerte, Doctora?”
“Claro que no,” dijo ella con un movimiento negativo de la mano. “Pero tenemos ciento cincuenta sujetos de prueba que considerar, y las instalaciones tienen fondos para mantener a la mitad de ese numero. Es una simple eliminación matemática, Teniente. Ese chico fue uno de los suertudos –eso o el es extraordinariamente rápido. De cualquier modo, el esta dentro.”
“No entiendo,” dijo el Teniente Keyes, y empezó a jugar con la pipa que traía en el bolsillo.
“Espero que así continué, Teniente,” Respondió tranquilamente la Dra. Halsey. “Por su bien, espero que nunca entienda lo que estamos haciendo.”
Ella miro por última vez a Número 117 –a John. El estaba teniendo mucha diversión, corriendo y riendo. Por un momento envidio la inocencia del chico; la de ella llevaba mucho tiempo muerta. Vida o muerte, suerte o no, ella estaba condenando a este chico a una gran cantidad de dolor y sufrimiento.
Pero tenia que hacerse. "