En el rebote se nota la diferencia. Nosotros mirando en nuestra propia defensa, y ellos se acercan a la pelota para rematar.
No hay actitud, no hay picardía, no hay físico...
Y mira que falta hemos sacado ahora. Que lanzo, que no lanzo, que voy, que si, que no... y ya no te remata nadie, todos clavados en el sitio porque les pilla a contrapié.