Este título se ha vendido erróneamente en algunos sitios como RPG, cuando en realidad es un título de estrategia por turnos con ligeros toques roleros. Aquí no hay mundo abierto ni nada parecido, toda la historia avanza a base de misiones individuales en escenarios cerrados y distintos objetivos, aunque normalmente se pide acabar con todos los enemigos o capturar ciertas zonas para poder superarlas.
Las misiones/combates funcionan, como decía, por turnos: primero mueven todas las unidades de uno de los bandos, después las del rival, y así sucesivamente. El movimiento es libre, es decir, no a través de casillas como en muchos SRPG, por ejemplo, y lo único que te limita son los límites del propio escenarios y una barra de movimiento que varía de una unidad a otra (una vez se agota, tienes que esperar al siguiente turno para poder seguir moviéndote, así que hay que calcular el encontrar cobertura antes de llegar a ese punto).
El combate está bastante bien resuelto, pues pese a ser combate por turnos, hay ligeros toques de sigilo, puedes apuntar a la hora de disparar, el flanqueo y el pillar desprevenido al enemigo es básico, la importancia de colocar bien las unidades en el mapa durante el briefing, etc. Nada nuevo para los amantes del género, pero teniendo en cuenta que nació como un título pensado exclusivamente para consola, sorprende que sea tan completo, así como el nivel que da en muchos apartados.
La fusión entre jugabilidad, el estilo de dibujo anime y la historia es muy buena y deja un sabor de boca magnífico, siempre y cuando te gusten los títulos con componente táctico. Además, es fácil encariñarse de algunos de sus personajes y pese a no poseer una historia rompedora, está bien llevada y hay algunos giros interesantes en la trama, amén de misiones muy dinámicas que denotan cierto frescor en sus bazas. No sé, ya digo que no puedo ser muy objetivo con un juego que en su día me cautivó, pero en líneas generales me pareció una pequeña joyita cuando lo jugué (quizá ahora no me sorprenderá tanto, ya veremos).