Un anciano de 81 años despertó metido en el ataúd en su propio velorio, ante la sorpresa de amigos y familiares que lloraban su muerte en la pequeña ciudad chilena de Angol.
Los familiares de Felisberto Carrasco pensaron que el anciano estaba muerto debido a la baja temperatura e inmovilidad de su cuerpo y en lugar de llamar a un médico para comprobarlo, llamaron a una funeraria que se lo llevó vestido con su mejor traje hacía su anticipado velorio.
“No podía creerlo. Pensé que estaba equivocado y cerré los ojos. Los volví a abrir y mi tío estaba mirándome... Corrí a buscar algo para abrir el ataúd”, dijo Pedro Carrasco.
Una vez liberado, el anciano dijo que no sentía dolor y pidió un vaso con agua. Las radios de la ciudad tuvieron que rectificar el anuncio de su muerte ya anunciada.