La cuestión es que el sector del taxi debe ser reorganizado. En lo que Málaga respecta, aunque es un tema de índole nacional, una organización al estilo EMT podría ser muy óptima: Básicamente es copiar el sistema de cabify, pero en lo público.
En los años 80, en Málaga capital había una empresa municipal de autobuses, con un puñao de líneas, y luego otro buen puñao de líneas en concesiones de empresas privadas que estaban dando un mal servicio.
Progresivamente, esas líneas fueron absorbidas por la empresa municipal, hasta formar la actual EMT. El servicio mejoró una barbaridad desde entonces.
Se necesita una empresa, pública, de los que los taxistas sean asalariados, y que se haga cargo del parque de taxis. Esta empresa se encarga de recibir y asignar las órdenes de trabajo. Mientras no haya, los taxis están parados.
De esta forma, la oferta se puede adecuar a la demanda y los precios se pueden controlar mucho más.