Sea cual sea el bien que se vende, no hay una situación más favorable para el vendedor, y más desfavorable para el comprador, que un comprador angustiado y con prisas para comprar deseando aceptar "lo que sea" con tal de hacerse con el bien en cuestión.
Las prisas, la ilusión, no permiten ver con claridad si la oferta es buena o mala.
No hay cosa peor que estar desesperado por comprar.
El capitalista, el rico, el terrateniente, jamás tienen prisa por comprar. Compran con muchísima tranquiilidad y están dispuestos a echarse atrás si las cosas no están a su gusto.
Hay que calcular los costes exactos de la hipoteca porque como dice
Fernando Trías de Bes, actualmente los bancos informan sobre sus condiciones, pero hay mucha letra pequeña que hay que leer atentamente.
Hay que sentarse a hacer cálculos y si no se saben hacer, asesorarse o aprender. Sólo así se tendrá una idea realista de la operación.
Y OJO también con esto último: cuando el banco presente una oferta, fíjate que sea "VINCULANTE", es decir que os la dén por escrito para que se vean obligados a respetarla si finalmente la aceptáis; no vaya a ser que el día que vayas a firmar el contrato, alguien, sin duda por despiste y sin ninguna mala intención, le dé el cambiazo y ponga otro peor.