Tras largos, larguísimos meses de consultas y sondeos, la
Comisión Europea ha propuesto reformar la directiva que regula los métodos de carga de dispositivos electrónicos portátiles para hacer que el USB-C sea el nuevo estándar. De esta forma, el conector Type-C, ya en fase de universalización a través del estándar USB4, servirá para cargar "todos los teléfonos móviles, tabletas, cámaras, auriculares, altavoces portátiles y consolas de videojuegos portátiles".
Asimismo, desde la Comisión se propone igualmente aprovechar esta circunstancia para no incluir por defecto un cargador con cada dispositivo, puesto que la meta de esta medida es tanto simplificar el número de cables y conectores de carga como reducir el volumen de basura electrónica generada por los consumidores.
Además, y según señala el comunicado de la Comisión Europea, el uso de un conector USB-C servirá para "armonizar las tecnologías de carga rápida" y evitar que algunos fabricantes "limiten de forma injustificada" la velocidad de carga de sus dispositivos (una circunstancia que a priori se antoja inusual).
Es importante señalar que esta propuesta solo afecta a los dispositivos que se carguen mediante cable. Así, será posible seguir ofreciendo auriculares
true wireless con carga inalámbrica, por poner un ejemplo, pero no auriculares Bluetooth convencionales con microUSB (algo aún común).
Dado el texto del comunicado, se puede intuir que Apple deberá completar pues la migración de toda su gama de dispositivos al estándar USB-C. Actualmente ya hay varios modelos de iPad compatibles, pero los teléfonos iPhone siguen utilizando el conector Lightning, y lo mismo sucede con accesorios como los auriculares de la casa.
La medida deberá ser aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, lo que en un principio debería tener lugar sin mayor sorpresa. La nota de prensa no aclara cuándo entraría en vigor la medida, algo que deberíamos conocer más adelante. Según publicaba recientemente
Politico.com, el propósito es que sea efectiva para 2024, dando tiempo de sobra para que los fabricantes replanteen sus desarrollos.
Fuente: Comisión Europea