Ya sabes lo que dicen, que las mujeres somos como el vino, que mejoramos con los años.
Y en realidad, en mi experiencia es así. La forma de afrontar la vida que tienes a los 30 te hace más feliz que la que tienes a los 20.
Para mí la edad no supone un problema, me supone más problema un aspecto físico desmejorado. Pero a mí me pasa lo que a ti, de hecho tengo una hermana siete años menor que yo y alguna vez nos han preguntado cuál de las dos es la mayor. Menos mal que mi hermana se lo toma bien.
A mí no me molesta que me llamen señora porque lo entiendo como es una forma de trato de distanciamiento o respetuoso. De hecho lo prefiero a que me traten con más confianzas de las que yo he propiciado.
Respondiendo a la pregunta, a partir de qué edad me parece alguien viejo, pues a partir de ninguna. Hay personas de 60 años que me parecen jóvenes, y personas de 30 que me parecen viejas. Depende mucho más de la vitalidad de la persona que de la edad. Tengo una tía que pasa de los 50 y que anda por ahí corriendo maratones, ganando carreras y que se pone la ropa de sus hijas veinteañeras (y las niñas son de las de tipazo). Pues esa persona me parece mucho más joven que a lo mejor otra que físicamente se encuentre peor y que no sea tan alegre.