ajvulcan escribió:Pues entonces anda que no tienen miles de opciones de ocio que pueden meter en la clasificación de trastornos..... yo que pensaba que la ludopatía era el trastorno... pero ahora resulta que hay uno para las tragaperras, otro para la ruleta, otro para las apuestas de galgos,otro para los videojuegos, otro para... etc.
Es que precisamente por eso se habla de videojuego y de ludopatía. La ludopatía engloba a todas las actividades que suponen un juego de apuesta(ruleta, tragaperras, cartas, etc.), y los videojuegos no pueden entrar en alguna de las clasificaciones que se han construído hasta ahora, por eso su mención como elemento. De la misma manera que con el alcohol y los juegos de azar, se habla de la nominalización "videojuego" para abarcar todo el espectro de materiales con esas carecterísticas. Entonces la palabra adquiere un caracter más abstracto y generalizador. Esto se dice en la noticia fuente.
Habría que leerse el artículo para lograr entender qué elementos consideran los investigadores pertinentes para considerar el trastorno por videojuegos. Y ahí llega la principal crítica, ¿es necesario que se cataloguen como un nuevo trastorno? ¿hay en el uso excesivo de videojuegos factores que son propios de la disciplina? qué diferencia habría con, por ejemplo, los teléfonos móviles o internet?
Y obviamente viene además el tema de la histeria colectiva y el sin fin de programas matinales advirtiendo a los padres que si su hijo juega maincraft está potencialmente enfermo, y el prejuicio a aquellos que amamos los videojuegos sin que estos destrocen nuestras interacciones sociales o nuestro bienestar físico o económico. Sin contar las inútiles sesiones de terapias en pacientes de ningún trastorno real.
Y, por cierto, según tengo entendido, si se habla de trastornos en los deportes, pero los elementos que se identifican se relacionan más bien con la ira. Esto sin contar que el fútbol como lo conocemos está muy empapado de una ideología nacionalista que provoca efectos bastante destructivos, pero que, como disciplina (deporte competitivo) tal, no es la fuente pura de aquellas conductas. En este sentido, se podría analizar también los videojuegos y encontrar, quizás, que son receptor de otros trastornos más profundos; trastornos que tanto han ido proliferando en estos últimos tiempos con el auge tecnológico. Aunque sigo pensando que debe haber una serie de elementos presentes en la tecnología que supone un fuerte canalizador de conductas dependientes, como no ocurre, por ejemplo, con el tejido, el baile o el coleccionismo de estampillas (hablándose de casos masivos, se entiende que cualquier actividad puede ser adictiva, pero se comienza a estudiar una cuando el número de casos es considerables).